Antes de completar la reseña de
lo que pudo haber visitado Sánchez y no quiso, tal vez porque una voz en su
interior le decía a gritos que no hubiera sabido valorar casi nada o que ya
había visto algo similar en alguna película italiana de serie B, no me quedaré con ganas
de escribir lo que pienso de semejante personaje. Lo cierto es que pudo haber
organizado la visita sin molestarse demasiado, puesto que casi todo lo descrito
se encuentra a tiro de piedra de ese ayuntamiento con alcaldesa socialista
(intuyo que por poco tiempo), en cuyo libro de honor se limitó a firmar, para a
continuación recibir un par de obsequios de chichinabo (dos camisetas del
equipo local de baloncesto y un ‘kit’ para preparar el café asiático, variedad típica
de la Región de Murcia) y adiós muy buenas, si te he visto no me acuerdo.
Y sin embargo ¡hay tanto por
descubrir en Cartagena!:
Calles peatonales salpicadas de
edificios modernistas, como el Casino y el Gran Hotel, con fachadas que son
auténticas joyas. La sede de la Asamblea Regional de Murcia (imagen superior), cuya contemplación
vale, por si sola, una visita detenida a la ciudad. El Museo Nacional de
Arqueología Subacuática, donde es posible contemplar objetos de origen púnico,
helenístico, romano, medieval y contemporáneo…, desde el pecio original de la
nave fenicia de Mazarrón I (siglo VII a. C.), considerada la nave que haya
navegado más antigua del mundo, al tesoro de Nuestra Señora de las Mercedes
(recuperado judicialmente, tras varios años de litigio, de los piratas norteamericanos de la Odissey), una
parte de cuya colección de monedas de oro y plata (unas 590.000) aparece expuesta en
el Museo de Arqueología submarina, ARQVA.
Y si hablamos de la ciudad
moderna, digamos que surge a partir de la plaza de España, considerada el corazón de la ciudad, de la que arrancan dos grandes avenidas:
De un lado el señorial Paseo de la Alameda, con edificios imponentes de
reciente diseño y construcción, y, del otro, paralela al mar, discurre la gran
arteria de Alfonso XIII, en una de cuyas glorietas, expuesto con todo orgullo,
puede verse el submarino de Isaac Peral, tan avanzado para su tiempo. Y entre
ambas avenidas, que son perpendiculares entre sí y forman una gran ele, se
ubica lo que se conoce como “Ensanche”, compuesto de unas 60 calles en cuadrícula en las que abundan las tiendas de toda clase de
productos y servicios en una exposición continua, casi lujuriosa de ofertas. ¡Calidad de
vida, se llama a eso!
No me olvido en absoluto, puesto
que hace tiempo que los párrafos desbordaron en mucho la extensión de un simple
artículo sobre política, de una entrañable institución como es la Academia
General del Aire, en San Javier, así como de varios parajes naturales igualmente
cercanos a Cartagena que asimismo son dignos de una visita: La reserva marina
de Cabo de Palos e Islas Hormigas, cuya característica principal es su gran
diversidad biológica y el buen estado de conservación de sus fondos. Considerada
como el mejor destino de buceo del continente europeo. También vale la pena una
visita a La Manga, a las islas del interior del Mar Menor, a las salinas y
arenales de San Pedro del Pinatar y, en general, a los 10 parajes naturales de
La Ribera, que es como se conoce al conjunto de poblaciones que hay en la
orilla opuesta a la Manga.
¡Hay tanto por descubrir en Cartagena!
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