Imagen de las excavaciones de la gran fosa común de Malbork (Polonia). |
El libro negro del comunismo, obra aparecida en Francia a finales de los 90, atribuye 100 millones de muertos —asesinados— a esa ideología perversa e inhumana que durante el siglo XX “erigió el crimen en masa como forma de gobierno”. Desde entonces, a medida que van abriéndose los archivos de lo que fue ese verdadero imperio del terror denominado URSS, no han dejado de surgir nuevas evidencias que avalan o refrendan tan espantosa cifra de cadáveres.
Parte de la sinopsis de El libro negro del comunismo dice así: “¿Cómo [es posible que] un ideal de emancipación y de fraternidad universal pudo transformarse, un día después de la Revolución de Octubre de 1917, en una doctrina del poder absoluto del Estado, que practicó la discriminación sistemática de grupos sociales y de naciones enteras y recurrió a las deportaciones en masa y, muy frecuentemente, a las masacres?”.
Localización de los campos del sistema Gulag (1923-1961) según la fundación «Memorial». Fuente: Wikipedia. |
Y añade: “Los países comunistas se preocuparon más de hacer crecer los gulags que el trigo, de producir cadáveres más que bienes de consumo. Un equipo de historiadores e investigadores universitarios ha realizado, continente por continente y país por país, un balance lo más exhaustivo posible de los daños producidos bajo la enseña del comunismo: los lugares, las fechas, los hechos, los verdugos y las víctimas, que se cuentan por decenas de millones en la URSS y en China y por millones en pequeños países como Corea del Norte y Camboya”.
Recientemente se ha conocido la aparición de una enorme fosa común en los alrededores de la localidad de Malbork, perteneciente hoy a Polonia pero que hasta 1945 había formado parte de Alemania, en la que se han hallado 1.800 cadáveres de civiles, probablemente de origen alemán, donde se incluyen numerosas mujeres y niños y cuyos asesinatos se cree datan de los últimos días de la II Guerra Mundial. Se supone, asimismo, que fueron víctimas de las avanzadillas soviéticas y dejados morir de inanición.
Toda una lección, junto al genocidio sistemático de Katyn, -donde perecieron 22.000 ciudadanos polacos a manos de los comunistas rusos, entre ellos 8.000 oficiales del ejército polaco-, de cómo ha actuado siempre ese socialismo que se presenta como abanderado de la libertad cuando, en realidad, lo ha sido de la mortandad.
El socialismo real o comunismo, ni mucho menos desaparecido con la caída del Muro, como se cree, sino reconvertido en diversas mafias, sectas o logias, siendo una de las más activas esa “religión” ecologista que esparce numerosas amenazas sobre el ser humano de no aceptarse las directrices que fija, posee hoy en día unos herederos en España —enmascarados respecto a muchas cuestiones porque así lo aconseja la estrategia, pero sedicentes rojos a la hora de presumir de sus instintos ocultos— que en ningún momento han dudado en rescatar, mediante esa aberración propagandística conocida como “Memoria Histórica”, exclusivamente la parte de la Historia que a ellos les conviene. Omitiendo, por supuesto que sí, cuanta infamia les impide transformar a los criminales en héroes. La fosa de Malbork daría una nueva certeza de todo ello.
Dedicado a Caló, que ayer anticipó en un comentario el hallazgo de la fosa de Malbork.
Fuentes para este artículo: El libro negro del comunismo. Varios autores. Editorial Planeta 1998. 904 páginas.
Imagen y noticia: El Imparcial
Autor: Policronio
Publicado el 17 de enero de 2009
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