A partir de la premisa de que el
infierno no existe, ya que lo más parecido a una gran caverna tenebrosa llena
de calderas de azufre hirviendo se encuentra en la superficie de la Tierra y
viene ejemplificado por los países que domeña el social-comunismo, el
nacionalismo identitario o el islamismo radicalizado (no confundir con el
islam), veremos lo que supone el hecho de que semejante poder esté siempre en
manos de unas minorías despóticas al servicio de su propia causa: el poder ilimitado
y la opulencia de unos pocos.
Ahora bien, retornando a la
premisa, si tenemos en cuenta que los habitantes (nunca ciudadanos) poco
adictos a dichos regímenes totalitarios están sometidos a bajezas y miserias
sin límite, entre las que se incluyen el hambre, la falta de trabajo y de una sanidad
básica, así como de la educación adecuada y, sobre todo, de la carencia más
absoluta de libertad, entonces se llega a la conclusión de que cada ser
humano acarrea su propio infierno.
Infierno donde unos, como es el caso
de los opresores y la minoría abyecta que los respalda, ejercen de hampones satánicos,
mientras que la mayoría de la población se cobija en la resignación ante un despotismo
que no puede combatir con el voto, en unas elecciones siempre amañadas, ni en
la calle a cuerpo limpio frente a los escuadrones armados hasta los dientes que
el Poder emplaza. Eso sí, se cuentan por millones los que en cuanto tienen
ocasión y con tal de alejarse del infierno, se dan al éxodo como forma de
supervivencia incluso a sabiendas de que, como refugiados en otro país o en
otro continente, van a ingresar durante una larga temporada en el Purgatorio.
En resumen, casi todo lo descrito
se refiere a Venezuela y su aberrante régimen bolivariano, sin duda sometido a
la Cuba castrista y comunista. Unos regímenes que vienen siendo amparados desde
España, incluso cuando se declara lo contrario, por lo peor del socialismo y la
casta podemita. Luego la pregunta del día sería esta: ¿Es al social-populismo de
Sánchez e Iglesias a lo que debe votarse el 28 de abril? La respuesta es un NO absoluto. Por una vez, ya que las
puertas del infierno están abiertas día y noche y de par en par en campaña
electoral, sepamos escarmentar en cabeza ajena para que no conviertan a España en otra Venezuela.
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