Hay dos formas de volverse loco,
que es como yo me encuentro estos días preelectorales: 1. Viendo cualquier tipo
de debate televisivo, casi todos una birria con tendencia al vómito –sobre todo
si participa Rufián, salvo que Teodoro García Egea le ofrezca una bandera de
España y lo deje catatónico–, cuya reacción más inmediata es apagar la tele y arrojar
el mando por la ventana para evitar nuevas tentaciones, y 2. Repasando unas
encuestas y sus secuelas encuestitas –trackings en pedante–, donde el social-sanchismo lo
tiene “chupao” y podrá formar gobierno con quien le apetezca, ya que incluso hay
quien asegura que solo le faltarán los dos diputados de los animalistas -tan
listos que han adoptado el buey como animal de compañía– para alcanzar los 176 escaños
de la mayoría absoluta.
Otra característica de las
puñeteras encuestas –se escoja la que se quiera–, es que son capaces de duplicar
el número de diputados de cualquier partido –o incluso disminuirlos en el más
burdo vaivén– entre una semana y la siguiente. De tal modo que cuando uno da un
respiro de alivio si ve que ganan los buenos, a los pocos días se te va la
moral hasta el sótano cuando lees el “triunfo de la voluntad” de ese neo “Frente
Popular” tan amigo de los nacional-golpistas. “¡Leche!, que estamos en España y
no podemos ser tan gilipollas como parecemos y dejar que gane Sánchez”, me digo a mí mismo mientras voy
cerrando el PC para no encabritarme más repasando la prensa encuestadora, pongamos
la de Pedro J., por no decir encabronadora.
Ahora bien, existen otros tipos
de encuestas que no tienen mala pinta ni carecen de calor humano y que he
venido siguiendo desde hace varias semanas. Pondré un único ejemplo al que incluso
le he dado un nombre tan llamativo como presuntuoso: “Calling capacity”. ¿Eso qué es lo que es?, se preguntará alguno.
Fácil, se trata de comprobar cuánto personal ha convocado cada partido en sus
mítines. O lo que es lo mismo, para entendernos y en cristiano: “Capacidad de convocatoria”. Abreviado CC tanto en inglés como en españolo
guaposo. De donde se deduce que si queremos darles algún valor a las encuestas CC repartidas aquí y allí, también denominadas
pabellones a tope y gente fuera, entonces Vox tendrá un resultado estupendo, de
lo cual me alegro. El PP, según CC,
no bajará tanto como se asegura –Casado es un líder de primer nivel que ha
llenado varios recintos grandes, al que solo le falta echar a Maroto y algunos
otros que ahora me callo para no liarla más– y Ciudadanos puede subir algo respecto
a las elecciones de hace cuatro años. ¿Qué significa algo así? Que se habrá
completado el pelotón de desahucio que saque de la Moncloa al okupa de Sánchez.
¡Oh, Dios, qué gustazo!
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