domingo, 26 de julio de 2015

Rajoy debe correr la banda

Rajoy tuvo en su día una oferta para participar en una tertulia deportiva de radio, en la cadena de Vocento. Finalmente no llegó a participar a pesar de que, según confesó uno de sus allegados, se mostraba dispuesto a ello y le hacía bastante gracia evadirse un día a la semana. El asunto generó no poca polémica y el que suscribe contribuyó con el siguiente artículo: 

Comparto la opinión de que Rajoy debe quedarse con la pata quebrada en la sede de su partido. En la sede de su partido o en cualquier otra sede adonde le lleven sus obligaciones políticas, que son numerosas, enmarañadas y de difícil travesía, con aguas revueltas en las que asoma el periscopio de más de un submarino: U-Gallardón y U-Piqué, por citar sólo un par de unidades de la flota.

Si Rajoy participara en una tertulia deportiva de radio (ignoro si ya ha debutado), supongo que sería para congraciarse con la nueva cadena que lidera Vocento, propietaria de ese ABC que hace poco dejó caer en forma de reproche las presiones ejercidas antaño por el PP para influir en el medio, como si la influencia de los partidos políticos en la prensa fuese algo así como el desfloramiento de las vestales. A pesar de ello, parece un mal sistema de reconciliación que al político puede acarrarle pocas simpatías y más de una fobia, que es lo que se da con demasiada frecuencia en el deporte: Simpatías y fobias, sobre todo para los que son “más que un club” y consideran tal circunstancia como algo ineludible.


El asunto lo considero realmente frívolo para quien aspira a presidir el futuro gobierno de España. Aquí sus asesores le han marcado un gol en propia puerta a Rajoy en lugar de despejarle el balón. Quizá disiento en parte, o no he sabido entender su ironía, cuando el autor de “La mano invisible” afirma que Rajoy perdió las elecciones por goleada. En realidad fue casi por la mínima, dieciséis diputados y menos de 1,3 millones de votos de diferencia, y además en el descuento del partido, con todo el “pescao” vendido, como suele decirse.

Un partido jugado contra toda suerte de adversarios marrulleros que no es que arrearan patadas antirreglamentarias, sino que invadieron furiosos y agresivos el terreno de juego (sedes del PP) y desde la grada, en pleno desarrollo de la competición, los comentaristas deportivos (SER) lanzaron innumerables injurias para caldear el ambiente y trucar el marcador. Y aún así, el resultado no fue demasiado deshonroso, bien lejos de la UCD de Landelino Lavilla (que en otra aciaga noche electoral su partido pasó de presidir el Gobierno a la segunda división B), porque el PP se mantiene con serias opciones de cara al próximo encuentro, a condición, como es lógico, de que Rajoy no se duerma en los laureles o en algún locutorio de tertulia radiofónica y comience a correr la banda.

Si los populares hubiesen sacado los mismos diputados que Llamazares, por ejemplo, que obtuvo cinco parlamentarios y más de la mitad fueron aportados por Iniciativa, vería bien que Rajoy se dedicara a comentar el deporte, los toros o la cría de gusanos de seda en el casquete polar austral. Si los votos de Rajoy en lugar de ser 9.6 millones hubiesen sido los mismos que los de sus paisanos del BNG, que apenas rebasaron los 200.000, nada que oponer a que el jefe de la oposición escribiese para el Marca, para el New York Times o para una serie coleccionable acerca de cómo dar un golpe de estado con 17 marroquíes a cuyo rey se le gratifica luego con una parcela denominada Villa Sahara.

Pero es que resulta que hablar o escribir sobre deporte, aunque sea como un simple aficionado, tiene su servidumbre como en toda actividad que se precie (verbigracia: cualquiera de las bitácoras de Red Liberal), y requiere empaparse durante una serie de horas a la semana de algunos acontecimientos. Como no me creo que Rajoy, en las tertulias, diga lo mismo que decía Pujol cuando un tema no le interese o lo desconozca, “eso no toca hoy”, porque entonces será el hazmerreír de la clase política, tiendo a creer que no dejará de invertir un tiempo precioso que restará a su partido, o a España, en aprenderse la lección deportiva. Y el cargo que ocupa el señor Rajoy, en los tiempos que corren, no puede eludir la plena dedicación salvo que se quiera presumir de insustancial y voluble.

Ya tenemos bastante con un ZP gozoso que asegura dedicar los fines de semana al completo para disfrutar de su familia, algo que sólo puede surgir de la mente de un presidente funcionario que obedece a la sección sindical de La Moncloa y que ha decidido trabajar más bien poco para que no le riña el Comité de Centro. Porque en sus jornadas de lunes a viernes, horario de oficina hasta que finaliza el Consejo de ministros, ZP demuestra que se aplica lo justo para que sólo unos pocos reciban el beneficio de la secta que es este Gobierno. Eso sí, para mantener la idea de España, tan necesitada de que nos esforcemos por ella, ZP quizá se proponga pedir algunas jornadas libres de sus quehaceres talantudos, puesto que ahora ni le dedica tiempo, ni ganas, ni parece que se motive demasiado en encontrarlas. El asunto le queda tres tallas grandes, con o sin banderas, y no es cosa de dos tardes sino de un par de narices.

De modo, amigo de Red Liberal, que bien por ti y por sacar el tema de los políticos dispuestos a fraccionar sus actividades aquí y allá, difuminando de ese modo un cargo al que nadie les ha obligado a presentarse. La desastrosa situación política de nuestra patria, en la que los nacionalistas hablan con descaro de banderas enemigas, ¡dónde se ha visto!, requiere gente con ímpetu y con la mayor dedicación posible, a lo Lope de Vega: “En horas veinticuatro pasaron de las musas al teatro”. En horas 24 (las banderas de España) dejarán de estar empolvadas y pasarán a presidir los mástiles de las balaustradas, con perdón.

La postura de ZP, y quizá la que proyecta Rajoy, se asemeja a la de los amos de cortijo que sólo visitan la finca en tiempo de la varea de la aceituna, entiéndase elecciones. Y entre una y otra (varea o elección, tanto da), siempre tienen a un capataz que les lleva el ganado a abrevar. Entiéndase lo que se quiera, pero doy una pista: La Vogue exige que se cumpla la ley en la “Diada”. Ni puñetero caso le han hecho a la señora, ni se lo harán, mientras luzca ese talante que presume de buscar el diálogo pero que en realidad no es más que desistimiento de funciones y mirar para otro lado. Siempre a la izquierda, claro.

Artículo revisado, insertado inicialmente el 11 de septiembre de 2004 en Batiburrillo de Red Liberal 

PD: Rajoy tiene muchas posibilidades de perder las próximas elecciones precisamente por no haber corrido la banda durante la actual legislatura, al menos no lo suficiente fuera de la economía. Aún está a tiempo, porque si es capaz de sacarle 5-6 puntos a Sánchez, un fulano que más que correr la banda se dedica a colocar gente antisistema en las instituciones —y ya vemos a qué juegan las Colaus y los Kichis—, entonces podría llegar a gobernar con Ciudadanos. Eso sí, siempre que Albert Rivera no le exija al PP que sea otro el candidato a presidir el Gobierno de España. 

2 comentarios:

  1. Ni un punto ni una coma de más ni de menos. Eso es hablar claro.

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    1. Emilio, muchas gracias por tu anotación. Celebro que el artículo te haya gustado. De hecho, permíteme que te lo diga, siempre he escrito para personas como tú.

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