sábado, 2 de marzo de 2019

PSC, un partido desleal con sus propios votantes


No me es posible escribir nada sobre el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) –C en negrita– sin que se me incendie el teclado a causa de la indignación. De hecho, mis ideas van por un lado y las teclas por otro, como cuando uno escribe una novela y al pronto aparece la rebelión de los personajes, algunos de carácter malvado, que comienzan a decir o hacer inconveniencias imposibles de encajar en el resto de la obra y ello te obliga a una revisión continuada.


En el caso de los socialistas catalanes, me refiero más bien a sus jefes, está claro que hacen la guerra por su cuenta en favor del nacionalismo identitario; eso sí, al mismo tiempo mantienen el engaño hacia unos votantes que radican, además de en la periferia de Barcelona, sobre todo en el gran cinturón de ciudades que la envuelven. Es decir, en las áreas donde se asentaron las distintas oleadas de obreros que procedían del resto de España y que acrecentaron el desarrollo industrial de Cataluña.

Luego aquí se da la primera gran deslealtad socialista en Cataluña, al ignorar expresamente el deseo de sus votantes (los afiliados con carné van por otro lado), ya que no dudan en mantener la hipocresía al tratarse de catalanes de clase obrera (la mayoría xarnegos o sus hijos, con perdón), considerados apenas ilustrados y poco dados a cuestionar la ideología identitaria del partido al que votan. Y es que no son pocos los simpatizantes socialistas que mantienen el voto por tradición familiar desde el 78 para acá, en la creencia de que solo el socialismo redime al hombre.

Así, a menudo, los indecisos acaban convencidos a través de esos dos o tres mítines del PSC pre-elecciones que les imparten barrio a barrio (en los que usan casi siempre el idioma castellano) de que el PSC es un partido que simpatiza con España. Después, sobre el castellano y sobre la simpatía hacia España, si te he visto no me acuerdo. Créanme, lo he vivido así durante muchos años, en los que al principio (etapa Pasqual Maragall en adelante) llegué a picar al desconocer que practican la doble identidad nacional, como si no hubiera una España que nos cobije a todos y necesitaran, en cada congreso digamos autonómico, declararlo como "Congreso Nacional del PSC". ¿Nacional? ¿De qué nación?

En resumen, está claro que el socialismo no redime al hombre, y menos el catalán. Al contrario, si puede lo engaña y lo usa como un siervo. Ha sido así en todas partes y en todas las épocas. Hoy aún quedan países que practican semejante aberración ideológica. Pongamos Cuba y Venezuela, entre otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.