lunes, 4 de marzo de 2019

Sánchez, el presidente “Pitillo”



A Pedro Sánchez no le basta con ser un perfecto inmoral, tramposo hasta el fraude más descarado, ególatra nauseabundo, propagandista frenético de sí mismo y de ese socialismo anacrónico que sueña a diario con secuestrar la momia de Franco con tal de ganar la guerra que finalizo en el 39, en la que sus correligionarios, únicos instigadores de la contienda, lograron la más esplendorosa derrota. No, no le basta, el tipo es, además, un coleccionista de apodos a consecuencia de sus continuas peripecias en las que incurre en el más espantoso ridículo.


Lo hemos visto durante varios meses, cuando se ha paseado por medio mundo con esos pantalones de pitillo, tan ajustados a sus piernas como un cepo a su cerebro de mosquito. "Falconetti", otro de sus motes, ha ido haciendo chorradas desde Canadá hasta Cuba, desde Bruselas a Buenos Aires o Katowice (Polonia). Y así, hasta 18 destinos diferentes donde no ha sido capaz de firmar ni un solo tratado internacional en beneficio de España. Entonces, cuál fue la razón de esos viajes: ¡Toma, pues viajar por placer de viajar y que lo reciban con alfombra roja y un batallón de militares en formación! ¡Será fantoche!

“Cumfraude”, término por el que también se conoce a este sujeto que adulteró y plagió una supuesta tesis doctoral, transformada luego en un libro firmado por otro pajarraco, que publicó no hace mucho unas memorias elaboradas por otra pájara de cuenta a la que como premio nombró Secretaria de Estado, que encima nos manda –gobernar es otra cosa– respaldado por una minoría de 83 diputados socialistas (sobre 350) y el apoyo interesado, muy interesado, de varios miles de comunistas y golpistas catanazis, vasconazis y filoetarras, ha logrado nada menos que el “hito”, por méritos propios, de que se le adjudique el alias más denigrante para un presidente del Gobierno de España: Felón, dícese de quien es capaz de cometer actos viles en los que hay engaño, traición o cobardía.

En conclusión: No es posible que haya un solo ciudadano decente que acabe votando a semejante sujeto o a esas otras formaciones envueltas en escoria ideológica que lo secundan. No por ir de presidente “pitillo”, que allá él y su ridículo, sino por haber demostrado que es un auténtico “colilla” para defender la libertad, la prosperidad y la igualdad de los españoles. ¡Ah!, y que no se me olvide llamarlo "Chorizo", porque a través de esos decretos-ley que saca los viernes y que destina a la propaganda electoral de un socialismo de por sí cleptómano, nos está robando a todos varios miles de millones de euros.  

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