miércoles, 10 de abril de 2019

El infierno social-podemita: ¡No con mi voto!


A partir de la premisa de que el infierno no existe, ya que lo más parecido a una gran caverna tenebrosa llena de calderas de azufre hirviendo se encuentra en la superficie de la Tierra y viene ejemplificado por los países que domeña el social-comunismo, el nacionalismo identitario o el islamismo radicalizado (no confundir con el islam), veremos lo que supone el hecho de que semejante poder esté siempre en manos de unas minorías despóticas al servicio de su propia causa: el poder ilimitado y la opulencia de unos pocos.

Ahora bien, retornando a la premisa, si tenemos en cuenta que los habitantes (nunca ciudadanos) poco adictos a dichos regímenes totalitarios están sometidos a bajezas y miserias sin límite, entre las que se incluyen el hambre, la falta de trabajo y de una sanidad básica, así como de la educación adecuada y, sobre todo, de la carencia más absoluta de libertad, entonces se llega a la conclusión de que cada ser humano acarrea su propio infierno.

Infierno donde unos, como es el caso de los opresores y la minoría abyecta que los respalda, ejercen de hampones satánicos, mientras que la mayoría de la población se cobija en la resignación ante un despotismo que no puede combatir con el voto, en unas elecciones siempre amañadas, ni en la calle a cuerpo limpio frente a los escuadrones armados hasta los dientes que el Poder emplaza. Eso sí, se cuentan por millones los que en cuanto tienen ocasión y con tal de alejarse del infierno, se dan al éxodo como forma de supervivencia incluso a sabiendas de que, como refugiados en otro país o en otro continente, van a ingresar durante una larga temporada en el Purgatorio.

En resumen, casi todo lo descrito se refiere a Venezuela y su aberrante régimen bolivariano, sin duda sometido a la Cuba castrista y comunista. Unos regímenes que vienen siendo amparados desde España, incluso cuando se declara lo contrario, por lo peor del socialismo y la casta podemita. Luego la pregunta del día sería esta: ¿Es al social-populismo de Sánchez e Iglesias a lo que debe votarse el 28 de abril? La respuesta es un NO absoluto. Por una vez, ya que las puertas del infierno están abiertas día y noche y de par en par en campaña electoral, sepamos escarmentar en cabeza ajena para que no conviertan a España en otra Venezuela.

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