Estos días todo el mundo se pregunta qué habrá
visto Pedro Sánchez en Irene Lozano como para que la haya fichado y puesto de
cuatro (los pares corresponden a las señoras) en la lista de Madrid,
desplazando a gente con cierta solera en el PSOE y, de rebote, satisfaciendo uno
de sus instintos más acusados: la laminación del militante con posibles, es decir,
la obsesión por apartar a cualquiera que en un momento dado pueda hacerle alguna
sombra. Lo cual es un detalle de lo más significativo a la hora de valorar a un
personaje, Sánchez, que a ese mismo propósito —sin duda buscando la obediencia ciega— practicó
la escabechina con la mitad de los militantes de Madrid y de otras federaciones
del PSOE. Antonio Miguel Carmona podrían hablarnos largo y tendido del tema,
pero de momento se ha limitado a jurarle odio eterno y a dejarse ver alguna vez
no lejos de Susana Díaz, esa espada de Damocles que pende sobre la cabeza de
Perico y que, a buen seguro, acabará por cercenársela en cuanto se disipe el
humo de su derrota en las generales de diciembre.
No parece que nadie sepa la respuesta sobre el
fichaje de Irene Lozano, ni siquiera el propio Pedro Sánchez, al que la operación
—muy probablemente aconsejada por alguien de su confianza y que encima piensa— le ha pillado en uno
de esos ataques de estupidez, tan frecuentes en su caso, donde sus ocurrencias
van siempre encaminadas al mismo fin: dejarle las puertas abiertas a cualquier
partido o partidillo que pueda aportar algún diputado en un posible pacto de
todos contra el PP. Lo que ocurre es que la Lozano, una señora que hace honor a
su apellido, no parece que además de sus "dotes" personales de
mujer intrigante e inquisitiva vaya a aportar nada al socialismo actual. Y más
si tenemos en cuenta el historial que ofreció en UPyD, desde donde atacó a degüello,
en no pocas ocasiones, a un PSOE que consideraba corrupto "a mesa puesta".
Razón no le faltaba a la Lozano, claro, pero de ahí a afirmar que a ella se la ha fichado para regenerar el socialismo y añadirle "un millón de años de honradez",
pues va todo un mundo y de por medio unas cuantas carcajadas.
Hay una teoría poco difundida en Internet. Bueno, lo
cierto es que no la he visto en ningún lado porque de hecho acabo de concebirla
y encima casi todo me encaja en ella. Incluso justifica la razón para el propio
encaje de la Lozano en la bancada socialista del Congreso, tanto si el PSOE gana
las elecciones (en lo que no parecen creer ni ellos mismos), como si forman Gobierno
mediante un nuevo Frente Popular (única opción posible) en el que Ciudadanos,
en un ataque de locura, decidiera quedarse al margen de todo. ¿Cómo definiría yo
la cuestión Lozano para que todo el mundo la entendiera y nadie resultara
ofendido? Salvo los que se lo merecen, claro. Pero la Lozano ya nos ha dicho
que a ella le importa tres leches lo que se diga estos días en su contra, de
modo que ahí va el título de mi teoría: Pedro Sánchez ha querido comprarse un
perro. Lo aclaro un poco más aunque a buen entendedor...
Si Felipe González tuvo a su Alfonso Guerra y a su
Juan Alberto Belloch, si Zapatero contó con Pepiño y Rubalcaba, todos ellos en
los papeles estelares de agresivos diputados y ministros 'cachoperros',
dedicados en cuerpo y alma (lo de alma es frase hecha) a machacar a la oposición
pepera. Vistas igualmente las dotes de la Lozano para pulverizar a Sosa Wagner
y convertir a un buen hombre en alguien apaleado durante varias horas que a los
pocos días dimitió de sus cargos en UPyD. Considerando asimismo que Perico
reserva el carácter "aguerrido" de la Lozano para neutralizar a más
de uno de esos cadáveres políticos que ha ido dejando a su paso pero que no ha
enterrado a plena satisfacción, pongamos Carmona. Y teniendo en cuenta, por último,
que la Lozano podría llegar a lograr la dedicación exclusiva, con sueldo guay
de parlamentaria, en una labor demoledora de desprestigiar a Susana Díaz antes
de que ésta le dé dos guantazos a Perico y lo mande a la mismísima..., pues
entonces me parece que está clara la razón de porqué Sánchez se ha comprado un
perro por el módico precio de 5.000 euros brutos mensuales durante cuatro años,
que más o menos es lo que cobran los diputados que cuentan con alguna comisión-chollo.
¿No?
Muy bien explicado.
ResponderEliminarLo cierto es que como no me interesa la política partidaria del psoe no tenía ni idea de lo que significa el fichaje.
El bueno de D. Pedro va presumiendo de honradez. Cierto qu eno ha metido mano en la caja, porque aún no ha tenido ninguna a su disposición, cuando tenga alguna se verá. Pero no es muy honrado fichar a alguien que tenía su escaño en otro partido.
Bueno, allá ellos. Será muy interesante ver como, a pesar de sus perros, Dª Susana le da la patada.
Pero insisto, lo que hagan los militantes socialistas en su partido me resulta inverosimil, por no decir indiferente. Tengo claro que cada nuevo que aparece es mucho peor que el que sustituye.
Pacococo
Pues a mí no es que me interese demasiado la política socialista, que en realidad sí me interesa, en general, porque esto es un blog de política. Sobre todo me interesa cuando esa gente está en el gobierno, puesto que entonces nos machaca a todos con sus arbitrariedades. De ahí que vaya rescatando algunos artículos antiguos, acerca de antiguas barrabasadas izquierdosas, como una especie de aviso a navegantes. Vamos, para no tropezar todo el tiempo en la misma piedra de esa gente que, según tú, "cada nuevo que aparece es mucho peor", frase con la que no puedo estar más de acuerdo.
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ResponderEliminarSí me interesa lo que haga el ppsoe, al fin y al cabo nuestras vidas dependen de las decisiones que tomen.
Me refiero a que no voy a criticar nada de lo que hagan dentro del partido, eso es asunto suyo, luego la gente votará o no.
Y de todas formas lo que yo diga no les interesa.
Amigo, advierto un exceso de modestia.
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