Los comunistas,
conchabados con los nacionalistas y sin duda revueltos con ellos en la misma
cochiquera antidemocrática, ofrecen hoy una nueva prueba de su espíritu
totalitario y exaltado al pretender fulminar al Defensor del Pueblo, Enrique Múgica Herzog. Junto a ese PSOE desnortado de ZP, son mayoría en el Parlamento español y está visto que se
creen con derecho a todo. Pues no, no es así, déspotas miserables, en teoría
aún existe la separación de poderes —cada vez más atenuada a causa de vuestro
espíritu liberticida— y no podéis imponer vuestra particular voluntad a todo el
mundo.
Solamente unos
fulanos muy alejados de cualquier posición democrática, es decir, IU y CiU,
además de sus otros socios radicales como ERC, ven posible censurar al Defensor
del Pueblo y tratar de cesarle en su cargo. Y pretenden hacer una cosa así,
además, sin que haya ningún tipo de reglamento o norma que les avale la
pretensión. Y todo porque Don Enrique Múgica presentó un recurso en el Tribunal
Constitucional para que éste alto organismo, de por sí politizado hasta las
cachas, entienda sobre determinados aspectos del Estatuto de Cataluña, una ley
que cualquier ciudadano no contaminado por el sectarismo nacional-socialista
—no confundir con el socialismo decente— considera perfectamente ilegal y
despótica.
Maldita
sea esta casta política que detenta el poder (sí, detenta) y está compuesta de gente
miserable que aprovechándose de su situación de superioridad, una situación tan
pasajera como inmerecida, intenta en numerosos casos —y a veces lo logra—
arrinconar las leyes y oprimir a una parte muy significativa de los ciudadanos
españoles. No veo el día en que fulanos de tal calaña purguen por lo que hacen,
pero estoy convencido de que tarde o temprano acabarán en el estercolero de la
Historia.
Artículo
revisado, insertado el 17 de octubre de 2006 en Batiburrillo de Red Liberal
PD del 6-10-2015. Con vistas a
las próximas elecciones generales se ve venir, una vez celebradas, la formación
de un Frente Popular amplio que englobe al socialismo de Sánchez, al populismo comunista radical de Iglesias, al comunismo de Garzón y a las diversas formaciones antisistema o separatistas
ubicadas a lo largo y ancho del territorio español. Piénsese en una región
española, la que sea, sopésese en cuáles son los partidos-escoria que en ella
se agazapan y habrá dado con una parte de ese Frente Popular cuyo objetivo número
uno, por más que Sánchez lo desmienta hasta ocho veces en una sola entrevista, es lograr el poder a cualquier precio porque no desconoce que de lo contrario
la socialista andaluza Susana Díaz lo mandará para casa. Y una vez en el poder,
si finalmente es Coleta Morada quien
impone su criterio (y lo impondrá porque tendrá chantajeado a Sánchez), nos encontraremos ante un período revolucionario en el que,
esta vez sí, a España no la va a conocer ni la madre que la parió. Y eso será
así, porque alguna idea tenemos de lo que pretende endosarnos el tarao de Iglesias: Una constitución
bolivariana, con lo cual no hay más que fijarse en la actual Venezuela.
Es creíble Pedro
Sánchez cuando asegura que no será presidente a cualquier precio. ¡En absoluto!
Con la misma solemnidad declaró en su momento que no pactaría con los
populistas y nacionalistas y al poco vimos que el PSOE realizó multitud de
pactos vergonzantes con ellos, incluso pactó con la CUP (formación ultra y antisistema
total), a la que le regaló innecesariamente el ayuntamiento de Badalona con tal de que no lo rigiera el PP. No, decididamente Pedro
Sánchez se halla muy alejado del socialismo decente, es un maldito sectario lleno de codicia.
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