Así como hay
ideologías que en mi opinión son salvables, por ejemplo el socialismo no
radical (especialmente en su versión socialdemócrata), otras corrientes
políticas no tienen solución posible y tal vez lo mejor, en beneficio de la democracia y la libertad de la inmensa mayoría, sería que fuesen ilegalizadas o se les quitase, vía
reforma de la ley electoral, sus actuales privilegios. Me refiero, por
supuesto, al nacionalismo y al comunismo, dos auténticas plagas de la Humanidad
que jamás, repito, jamás han aportado nada decente a la sociedad, sino que han dejado como estercoleros los territorios que han gobernado.
Parece un
contrasentido hablar de libertad y de ilegalización, cuando lo correcto sería
que fuesen las propias urnas las encargadas de decidir al respecto, pero no es tal contrasentido si se atiende al sórdido historial de esos movimientos
totalitarios y al hecho de saber que ambas ideologías jamás ceden el poder por
las buenas una vez lo han alcanzado. Al contrario, se dedican en cuerpo y alma (lo de alma es un decir) a inculcar sus creencias a la población —el caso del
monstruoso adoctrinamiento escolar en Cataluña ya clama al cielo— y a subvertir
cualquier valor que consideren desfavorable para su permanencia en el poder,
sea la religión, sea la cultura, sea, en el caso nacionalista, la eliminación
de todo símbolo que a priori ha sido declarado enemigo. Un enemigo necesario
para ellos y para su hipócrita postura a la hora de adoptar el infame papel de
víctimas.
Viene todo lo
antedicho a propósito de la encuesta electoral que hoy ofrece el diario El
Mundo y cuya más grave conclusión sería constatar que nos hallamos ante “más de
lo mismo”. Es decir, si ahora se celebrasen elecciones generales el Parlamento
español volvería a estar compuesto por los mismos grupos, en proporciones muy
semejantes, y con un PSOE como partido más votado y atrapado en la necesidad de
pacto con los nacionalistas y los comunistas. En cuanto a las elecciones
catalanas, la misma encuesta ofrece otra nueva ración de “más de lo mismo”.
Esquerra tendrá la llave para reeditar el Tripartito, algo que los separatistas
no desconocen, y de ahí que Carod se haya asignado ya una cartera en el futuro
gobierno.
¿Se imagina
alguien un Parlamento español con dos partidos mayoritarios, pongamos una
socialdemocracia y una formación conservadora, más otro importante grupo de
liberales en situación de bisagra que se decantase alternativamente a favor de
esta o aquella ley? ¿Es posible sospechar, además, que en ese mismo parlamento
no hubiese formaciones nacionalistas o comunistas de las que siembran cizaña a
todas horas o chantajean a los gobiernos con la más variada gama de caprichos
antidemocráticos? Bien, pues algo así es lo que viene dándose en buena parte de
los países occidentales, lo que significa que no debe aspirarse a nada
quimérico, sino a algo perfectamente posible y sobre todo muy esperanzador.
Sin embargo, la
situación descrita parece inalcanzable en la España de nuestros días. Al menos
a corto y medio plazo. Antes debería pudrirse aún más el ya corrompido
escenario político, especialmente en los terrenos de la seguridad y la
economía, para que el electorado pasota (que no suele participar) o el
inconsciente (que secunda a su partido haga éste lo que haga) fuese capaz de
advertir que la regeneración democrática debería ser el objetivo primordial de
cualquier sociedad que desee evitar el desastre o la miseria.
Pero no es así y
bien que lo siento, ya que, de seguir todo por el mismo camino, nuestro único
rumbo posible es adentrarnos en la podredumbre y que en la totalidad de España
acabe generalizándose esa situación de dictadura esquizoide que se da ya en
Cataluña y en el País Vasco, mientras comienza a apuntar seriamente en
territorios como Galicia, Andalucía y Canarias. Sin olvidar que en otras
regiones, como Extremadura, Asturias o Cantabria, sus respectivos gobiernos
autonómicos también llevan años y años practicando un tipo de democracia muy
poco homologable.
Tal y como yo lo
veo, la clave para un posible cambio regenerador se encuentra en manos del
PSOE, pero no de ese PSOE minoritario y radical encabezado por ZP y sus
cómplices. Tampoco en el PSOE servil, interesado y cobarde que secunda al amo
del partido en cada circunscripción. No, decididamente, no es a esos sectores
del PSOE a los que me refiero, sino al PSOE decente encabezado por personas
como Rosa Díez o Gotzone Mora, las cuales deberían dar el paso definitivo para
abandonar a los inmorales que las rodean y crear una nueva formación política
que acogiese el voto del socialismo no radical o no envilecido. Me consta que
son miles y miles los españoles que se sienten de izquierdas y no apoyan en
absoluto al maldito traidor que ahora les dirige, luego si esos socialistas de
bien desean lo mejor para la patria española y para el futuro de los suyos no
deben esperar ni un minuto más en tomar la decisión adecuada.
En Cataluña
surgió Ciutadans, un nuevo partido político que acabará integrando buena parte
de los socialistas decentes, los liberales y los no nacionalistas de cualquier
tendencia, es decir, los demócratas. No sé si en esta primera ocasión llegarán
al Parlamento catalán, pero estoy convencido de que les aguarda un gran futuro,
sobre todo si mantienen inmutables los valores que ahora tratan de difundir.
Tomad nota, socialistas decentes, y haced lo mismo en otros territorios de esta
vieja nación llamada España. Hacedlo por vosotros mismos y por vuestra
dignidad, hacedlo también por el futuro de vuestros hijos. Para que lleguen a
conocer las libertades y no se vean sometidos, al menos durante mucho tiempo, a
ese nacionalsocialismo que encabeza Zapatero y que es capaz de pactar el poder
con los peores asesinos.
Artículo
revisado, insertado el 15 de octubre de 2006 en Batiburrillo de Red Liberal
PD: Después de
nueve años, lamentablemente el partido de Rosa Díez (fundado un año más tarde
de escribir el artículo) es poco más que testimonial y las encuestas lo
califican de extraparlamentario, si bien deseo de todo corazón que se recupere
y su nuevo dirigente, Andrés Herzog,
consiga los éxitos que se merece aunque solamente sea por la perseverancia, la
sobriedad y la alta calidad de sus mensajes políticos. De Gotzone Mora nunca más
se supo, o al menos yo no he seguido su pista. Espero que la buena señora se
encuentre la mar de a gusto haga lo que haga.
Y finalmente lo de Ciudadanos (Ciutadans) es la eclosión de un partido centrista y patriota español sin complejos al que le auguro la mejor de las
fortunas, tal vez no de inmediato, pero casi seguro que sí en las siguientes
generales, sean estas en el 2019 o antes. Eso sí, tomad nota Ciudadanos: No caigáis en el
inmenso error de pactar con un partido socialista como el de Pedro Sánchez (nada que alegar si fuese Susana Díaz, una vez libre de cualquier posible imputación), ya que el actual secretario general socialista da la impresión de hallarse dispuesto
a vender su alma al diablo con tal de gobernar. Y eso no sería un
gobierno, sino una condena para los españoles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.