La política del barrizal

A los tres meses de ganar las elecciones por los pelos, Sánchez anuncia que la sesión de investidura se producirá el 22 de julio. Sesión en la que sabe que no saldrá elegido porque no se ha molestado lo más mínimo en buscar socios fiables que voten a su favor, es decir, no nacionalistas, no golpistas ni comunistas bolivarianos. Sánchez da así la impresión de que urde una maniobra, culpando a todo bicho viviente de su “desdicha”, para irse de vacaciones hasta finales de septiembre y a la vuelta, fiándose de unas encuestas que ahora le dan alguna subida, convocar nuevas elecciones.

Esto del sanchismo es un misterio político de puro claro que está. Me explico: Algunos no concebimos que un presidente del gobierno de España juegue al “tente mientras cobro”, que es como podría definirse su situación de “en funciones” en la que él parece sentirse tan cómodo y, a la par, resulta tan inútil para los españoles. Luego el tema tiene mucho de enigmático si se contempla desde el punto de vista del que le da algún valor a los cuatro años de la legislatura. Y Sánchez no parece que valore en absoluto el medio plazo, sino la repetición de elecciones para ir ganando diputados de 10 en 10, a fin de remachar la jugada trilera una y otra vez. ¿Es eso política? ¡Sí, política degenerada al socialista modo!

Lo cierto es que la política española se encuentra inmersa en un auténtico barrizal, ningún partido posee ese mínimo de generosidad necesaria, comenzando por Ciudadanos y VOX, como para cerrar de una vez unas situaciones tan enrevesadas como las que afectan a Murcia, Madrid o Navarra. Si se habla de la izquierda, la situación es aún peor, puesto que el socialismo pretende gobernar “p’a siempre” y además hacerlo a coste cero. Un socialismo cuyo líder es incapaz de comprender el concepto de estadista, que corresponde a la persona dispuesta a gobernar y legislar, aprobando por consenso las leyes oportunas, destinadas no ya al medio plazo, una o dos legislaturas, sino a las siguientes generaciones.