jueves, 25 de julio de 2019

No pueden pactar dos sujetos que se odian


El título da la clave de lo que ha sucedido hoy en el Congreso: Una brillante derrota de Pedro Sánchez, la segunda gracias a Podemos. ¡Me alegro!, porque lo último que necesita España es un nuevo Frente Popular plagado de extremistas, felones y manirrotos que, de haber logrado la formación de gobierno, no hubieran tardado en atropellar aún más los derechos, la fiscalidad y los sentimientos de los españoles.


Es decir: 1) Obligarnos a aceptar (decreto en mano) unas repulsivas leyes de “género”, reforzadas a favor del nazi feminismo con la excusa de eliminar un supuesto hetero patriarcado. 2) Desvanecer la idea de España y su unidad en favor de esa “nación de naciones” según la cual cualquier villorrio tiene derecho a decidir su independencia. 3) Subirnos los impuestos al mismo nivel que alcanzan los termómetros en el verano, de sensación asfixiante y llevándose hasta la última telaraña de nuestros bolsillos.

Y un gobierno así, entre dos personas (Pedro y Pablo) que se detestan a muerte, no puedo ni imaginarme la cantidad de fechorías que hubieran perpetrado en el caso muy improbable de que durase cuatro años. Sin duda hubiera sido un desbarajuste de Ejecutivo, lastrado por ególatras dispuestos a sobresalir en ocurrencias con tal de destacar de su rival. Eso sí, ocurrencias con el dinero de todos. En fin, aún tienen otra oportunidad dentro de dos meses, ¡ojalá la pierdan también! Las preguntas serían: ¿Para entonces se habrá atenuado la animadversión entre los dos odiadores profesionales? ¿Se habrá disipado entre ambos la idea de que “solo puede quedar uno”?

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