miércoles, 1 de mayo de 2019

¿Qué le ha pasado a Pablo Casado?


Pocos opinarán que Casado sea un tipo torpe, sin reflejos o desinformado, salvo tal vez los forofos de VOX, que así lo catalogan -o de cosas peores– desde hace días en las redes sociales, donde le vienen dando estopa hasta en el cielo de la boca. No tengo ninguna duda de que Casado es, con gran diferencia, el activo principal de un PP que su antecesor dejó en los purititos huesos. Por eso no entiendo qué pájara le acometió ayer al jefe pepero cuando soltó basurilla más que innecesaria contra los líderes de Ciudadanos y VOX.


Espero que se le pase a no tardar y que más que centrar al partido, como parece que ahora pretende, ante todo se centre él, ya que largar parrafadas culpando a los demás y hacerlo bajo el síndrome de una soberana derrota, es impropio de Casado. Si tienes que culpar a alguien, amigo Pablo, hazlo con quien realmente tiene la culpa de lo sucedido no solo en estas elecciones, sino en el ambiente a vino tinto que se respira en toda España: Mariano Rajoy, ese presidente del PP y del Gobierno que lo tuvo todo y no fue capaz de hacer nada, salvo sestear.  

Da la sensación de que Casado está comenzando a ponerse de los nervios ante la cercanía de las próximas elecciones y la nueva debacle que se adivina. Mal asunto si el malhumor se refleja en las declaraciones cuando es justo lo contrario de lo que debe prevalecer, es decir, lo eficaz es que se te vea animoso en todo momento y dispuesto a levantar al partido. Al fin y al cabo queda menos de un mes –de sufrimiento– para conocerse si el PP retrocede en todos los frentes. Aún así no olvides, Pablo, que una vez se alcanza el suelo electoral solo quedan dos opciones: Comenzar a crecer a partir del impulso que sepáis darle o, si os faltan los reflejos necesarios, simplemente desaparecer como partido. Luego si tiene solución, porqué preocuparse, y si no la tiene… ¡qué más da!

Para finalizar, copio aquí el párrafo de otro artículo reciente que, de tomarse con el interés adecuado, representaría el reverso de una moneda que Casado jamás debió arrojar al aire: “Falta imaginación y meditación en el bando de los perdedores: PP, VOX y… tal vez Ciudadanos –no menos perdedor aunque haya subido en escaños–, donde se precisa con urgencia que tres o cuatro miembros de cada formación se reúnan durante el tiempo que haga falta para coordinar la estrategia ante una izquierda que, una vez más, ha demostrado carecer de escrúpulos y poseer no poca voluntad para eternizarse en el poder. Se trata de coordinar esfuerzos y aportar generosidad en beneficio de la más noble de las causas: España”.

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