Como el
nacional-golpismo es una actividad incesante en Cataluña, en numerosas situaciones agravada día a día, me permito recuperar una artículo que hablaba con pelos y
señales del asunto y que mantiene casi toda su vigencia. Y es así por una razón esencial:
El nacionalismo no tiene solución después de tantísimos años de
adoctrinamiento, salvo que se reprima mediante todo el peso de la Ley, sin
ningún tipo de paños calientes a la hora de ilegalizar el desacato y la
violencia callejera de los catanazis. Una represión que el socialismo jamás practicará,
mucho menos si se apoya en los quintacolumnistas podemitas y, sobre todo, si el
sanchismo necesita los votos golpistas para mantenerse en el poder. A continuación,
si le apetece, puede leer el artículo al que se alude:
¿Hay
que adentrarse en la imbecilidad para ser nacionalista?
Si se trata de los nacionalistas
catalanes (los nacionalistas vascos juegan en otra división), la verdad es que
no resulta nada fácil disociar lo uno de lo otro, eso sí, con predominio de la
imbecilidad. Al contrario, más bien parece que ambas "cualidades"
vayan aparejadas y el resultado lógico podría ser definido por un signo
identitario: lo nacional-estúpido. Tomemos como ejemplo al consejero de
Agricultura del gobierno de Cataluña, un tal Josep Maria Pelegrí, que en la 22
Trobada Empresarial, celebrada bajo el lema "¿Mercado local o mercado
global?", ha comentado que "tenemos que tener claro que nuestro
mercado es el mundo". Tras lo cual, en un arranque repentino de idiotez
profunda apelaba al "patriotismo alimentario", de donde se deduce que
lo suyo es un mundo global para vender pero no para comprar, y de
ahí que haya soltado la siguiente perla: "Si entramos en un restaurante y
consumimos vino de La Rioja no estamos ayudando al empresariado catalán".
¡Exacto, buen ejemplo de mercado paleto, sí señor!
Siempre se ha dicho que la parte
nazi-fascista del nacionalismo catalán es patrimonio de Esquerra Republicana,
dentro de cuya formación el papel de imbécil en jefe lo ha venido ejerciendo el
"zumbao" de Carod-Rovira. Incluso ahora, que se ha dado de baja en ERC después
de una especie de pataleta semejante a "¡Que se joda el sargento, que no
ceno!", este fulano acaba de demostrar que la imbecilidad es para él una
auténtica vocación permanente y por lo tanto ha pedido que los indignados
españoles "no se equivoquen en el mapa y se manifiesten, se
indignen, se meen donde les corresponde: en
su país". O sea, en España. Y es que Carod, siempre con
la puta manía del mapa desde que le pidió lo mismo a los etarras a la hora de
atentar, habla de españoles porque los indignados en Cataluña tuvieron la
osadía de proferir consignas en español, algo "inadmisible" si se
considera que una amplia mayoría de los
ciudadanos de Cataluña tiene como lengua materna ese mismo idioma.
Luego el castellano, puesto que las piedras no hablan, está claro que es una
lengua tan propia de Cataluña como el catalán. Y es así por mucho que les joda
a los nazis tipo Carod.
También se ha dicho siempre que la
coalición CiU es la parte moderada del nacionalismo catalán y que, dentro de
ella, Unió supone la parte más españolista. Con un Durán i Lleida que se ha
manifestado a menudo en contra del separatismo e incluso, ocasionalmente, a
favor de formar parte del Gobierno de España. De hecho, en la era Aznar
solamente el veto furibundo de Jordi Pujol evitó que Durán fuese nombrado ministro
de Asuntos Exteriores. De ahí que aún resulte más extraño comprobar que un
militante de Unió, el consejero Pelegrí, haya mentado la soga en casa del
ahorcado. La pregunta sería esta: ¿Será contagiosa la imbecilidad? Porque de
otro modo no se explica la llamada al boicot de los productos españoles. Eso
sí, comenzando por el vino de Rioja, lo cual es como pedir que el "pata
negra" de los vinos ni se huela. ¡No saben lo que van a perderse!
Francamente, hasta la imbecilidad tiene diversos
grados y no hacía falta llegar al más alto. Espero que
Durán i Lleida le suelte un buen chorreo a este energúmeno de Pelegrí (más que
un peregrino parece un pardillo) y lo ponga en lista de espera para la primera
remodelación del Ejecutivo catalán. Sin embargo, bien mirado, igual le
recompensan, porque ya se me dirá si no parece venial apelar al boicot de
productos españoles si se compara con el hecho del desacato continuado que
practica Artur Mas a las sentencia judiciales, unas sentencias sobre las que
sus consejeros comentan idioteces semejantes a que la sentencia del
Constitucional: "se pueden leer de muchas formas".
Aquí la pregunta sería esta otra: ¿Qué motiva la resistencia de CiU a la hora
de acatar la ley, incluso a sabiendas de que pueden serles retiradas las
competencias educativas? No me refiero a retirarlas de inmediato, imposible
con los zapaterinos al mando, pero quizá sí más adelante.
¿Están a la espera de saber si el PP
sacará mayoría absoluta? O bien creen que Rajoy no va a lograrla y ellos serán
necesarios para que los populares gobiernen sometidos al chantaje. Si es así,
problema resuelto a juzgar por el antecedente de Aznar en el 98, cuando
prefirió mirar para otro lado y no enviar al TC la Ley de Política Lingüística
de Jordi Pujol, versión 2.0, puesto que la ley de Normalización lingüística
procede del 83 (con el Psoe en mayoría absoluta) obligaba ya a que la enseñanza
se impartiera sólo en catalán. En la actualidad, vamos por la versión 3.0 y
sumando o, si se me apura, ejerciendo el desacato con total impunidad.
Dos notas breves para los radicales:
1) ¿No os basta con casi 30 años de
enseñanza obligatoria en catalán, inmersión lingüística y desprecio al
castellano en todos los ámbitos oficiales? ¿Acaso creéis, ilusos, que es
posible eliminar de Cataluña, a golpe de decreto e ilegalidad, la segunda
lengua de comunicación más importante del mundo? ¿Realmente os conviene algo
así?
2) No, no soy nada partidario de
boicots comerciales entre las regiones españolas. Y Cataluña es una de ellas.
Vengan de donde vengan los boicots y los inicie quien sea.
Autor: Pedro Espinosa García “Policronio”
Publicado el 18 de junio de 2011
Publicado el 18 de junio de 2011
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