A lo largo de la
historia no pocos hombres han sido embrutecidos por una ignorancia que a menudo
ha degenerado en crímenes, tal es el caso de Josu “Ternera”, cuyo retraso
mental, y más al radicalizarse, se transformó en barbarie de la peor especie
hasta convertirse en un asesino múltiple. Si existe el infierno, no cabe
ninguna duda de que irá de cabeza y allí purgará eternamente su maldad. Tendrá a
mano, en el puñetero averno, lo que se conoce como un buen “puñao” de cadenas perpetuas
consecutivas, donde además le obligarán a leer a diario el Gara y a repasar la
colección de “zutabes” etarras, con examen semanal de lo leído. Parece mentira que el País Vasco –otros dirían
provincias vascongadas- haya dado una pléyade inagotable de Unamunos, Barojas y
Celayas, en lo intelectual, y sobre todo un Blas de Lezo en lo patriótico,
español y valeroso. Punto.
Por eso me
importa tres leches lo que pueda pasarle a ese terrorista recién detenido, tan sumamente
distanciado de la heroicidad que le atribuye el socialista Egiguren. En el bien
entendido de que Ternera, o lo que queda de él puesto que es ya un cadáver
andante, apenas verá la luz del Sol salvo en el recinto cerrado del patio de
una cárcel, sea en Francia, donde tiene pendiente de cumplir una condena de 8
años, sea en España, donde podría caerle la prisión perpetua, dicen que
revisable si se ha cumplido un mínimo de 20 años. Así, pues, ¡qué más da lo que
le pase a un malvado al que apenas le queda un hilo de vida y jamás ha poseído alma!
A menos, claro
está, que no se haya montado aquí la “Operación Bolinaga 2”, que como se sabe
consiste en sacar de la prisión, por supuestos motivos “humanitarios” –que es
como se llama al sometimiento político–, y el Gobierno socialista decida, tan
pronto le sea posible y siempre y cuando el cadáver de Ternera aún le aguante
incorrupto, imitar al brillante y valeroso Mariano Rajoy al mandar a casa al
primero de los Bolinagas excarcelados. Y es que la banda terrorista vasca, esa
que algunos conocen como la ETA, ni desapareció ni perdió capacidad de
maniobra, simplemente dejaron de matar porque se dieron cuenta de que les
funcionaba mejor el chantaje parlamentario, donde además lograban la subvención
directa del Estado por cada escaño o concejal.
En resumen, no
me extrañaría nada, puestos a decir disparates, que los socialistas acabasen sacando
a Franco de su tumba, no para enterrar en ella a Ternera, sino para aprovechar
una lápida cojonuda que serviría para el monolito que Ternera está seguro de
merecer en su pueblo. Es decir, del socialismo me lo espero todo. Y más ahora,
que la derecha actúa por triplicado y cada partido va a la suya en lugar de
ponerse de acuerdo para echar cuanto antes al Doctor Fraude.
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