martes, 22 de enero de 2019

El eje francoalemán ataca de nuevo


En un texto nada menos que de 13 páginas, cuyo contenido completo pocos conocen hasta el momento, se establece un acuerdo que Merkel y Macron han firmado hoy. En ese pacto, al parecer se alude a la defensa del multiculturalismo y se propugna una Unión Europea “soberana y fuerte”, impulsada por el motor francoalemán. En resumen: Pretenden aunar fuerzas para hacer frente a los nuevos desafíos con los que se enfrenta la Unión. Y uno de ellos puede ser la tendencia al aislamiento de la USA de Trump, que supone un repliegue sobre todo militar pero asimismo económico.


Al mismo tiempo, se anuncia la creación de una Asamblea conjunta, compuesta por 100 parlamentarios de cada estado (Alemania y Francia), que deberá estudiar el modo, según se cita, “de hacer converger las economías, los modelos sociales, favorecer la diversidad cultural y acercar a las sociedades y sus ciudadanos”. Naturalmente, tan solo entre los dos países proyectarán –he estado a punto de escribir “impondrán”– todo lo referido a la Unión Europea al completo.

El gran problema de la nueva martingala que pretende el “Eje” francoalemán, digámoslo claro, es que enseña la patita casi entera y otra vez serían unos pocos exquisitos  (100+100 en este caso) los que decidirían por la totalidad de los europeos. Y eso concluiría así –que nadie lo dude– aun cuando al final lo adornaran con el “refrendo” –parlamentario o no– de cada uno de los estados miembros.

Eso sí, previamente, a ese refrendo, y en una especie de paripé solemne donde los Zapateros y Rajoys de turno de todos los países –hablo de ellos como dos verdaderos modelos de inutilidad–, recibirían la siguiente imposición en la sede del Consejo de la UE: “¡Toma, firma en la línea de puntos!”. El tono de voz, bien entendido, a la par supondría un “date prisa que aún queda mucha gente para firmar”.

Veamos, si el Parlamento Europeo consta de 751 diputados, que han sido elegidos directamente por los ciudadanos de la Unión, ¿no sería más justo –y al mismo tiempo más democrático– crear una Comisión que incluyera representantes de todos los estados para el estudio de las medidas que deban proponerse? Por supuesto, la Comisión debería crearse por tiempo limitado y sin dietas abultadas. Se trataría de no beneficiar siempre a los mismos, Alemania y Francia. ¡Por Dios, qué ingenuidad la mía, por eso mismo no se crea!

El Brexit se produjo porque los británicos son muy raritos y encima siempre se han creído más de lo que son, pero también porque se sintieron maltratados por el “Eje”. El Grupo Visegrád, formado por Polonia, Hungría, Eslovaquia y Chequia, no parece dispuesto a tirar cohetes cada vez que le llega algún acuerdo comunitario que resulta perjudicial, sobre todo cuando la caprichosa Merkel decidió repartir por toda Europa dos millones de refugiados, bastantes de los cuales eran simples emigrantes islámicos que encima llevaban infiltrados unos cuantos yihadistas. Lo mismo podría decirse del actual gobierno de Italia…

En fin, tal vez otro día abunde en este tema de la UE, donde la democracia, salvo en la elección de unos parlamentarios sin capacidad de veto, brilla por su ausencia a todos los niveles. Ahora añado, para finalizar, que Vox no me parece a mí que sea anti-Europa, sino poco favorable a esta Unión entre un “Eje” central, al que se le ve a menudo el plumero bicolor, y una periferia cada vez menos sumisa y más disgustada en aquellos países donde no gobierna un Sánchez acomodaticio. Vox, de hecho, lo que pretende es reivindicar algo similar al tratado de Niza, que tanto defendió Aznar y que dejó a España al nivel que merecía.

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