De entrada, quiero aclarar que no me
acabo de creer, contra lo que circula por Internet –una simple búsqueda en
Google nos devuelve más un millón de páginas– que en el partido Ciudadanos
abunden los francmasones, que es esa rama masónica de obediencia a la Gran
Logia de Francia, en cuyas sesiones se marcan las pautas de la ideología
política y religiosa que conviene seguir. Aun así, como sucedió con el masonazo
Zapatero, hay ciertos hechos que hacen pensar en la gran “influencia” que
Ciudadanos recibe de Francia. Veamos algunos detalles:
Al contrario de lo que ocurre en Vox,
que cuestiona el funcionamiento de la birriosa y poco democrática Unión
Europea, el partido de Rivera muestra una notoria fascinación hacia ese
cambalache francoalemán según el cual, sobre todo con un Reino Unido cada vez más
alejado del continente, hay dos naciones de primer orden que deben acordar
entre ellas lo que será de nuestras vidas, Francia y Alemania, y al resto nos
queda poco menos que decir amén. Al efecto cabe recordar que uno de los
reproches más tenaces y enérgicos de Ciudadanos hacia Vox es su falta de
europeísmo. ¿Europeísmo al masónico modo?
Lo antedicho, descrito de un modo más
neutral, es decir, desprovisto de la obediencia francmasónica casi en exclusiva
a una Francia que nunca ha dejado de cortar el bacalao continental, lo que ha
venido haciendo desde hace décadas y ante cualquier gobierno de España -Aznar
fue la excepción–, equivaldría a decir que el partido Vox no desprecia en
absoluto a la Unión Europea –recordemos que la tierra de los españoles se sitúa
también en Europa–, sino que reclama una asociación más razonable y menos
subrogada a los dos “grandes” beneficiarios de la Unión y por lo tanto a los manipuladores
de las leyes “al dente” y del control del Banco Central Europeo.
Por si fuese poco el carácter sumiso
de Ciudadanos hacia algún personaje de la ‘grandeur’ francesa, pongamos Macron,
al que Rivera le juró poco menos que fidelidad eterna nada más ser elegido y le
ofreció Ciudadanos para coaligarse en Europa, hoy podemos leer en la prensa –lo
destacan varios medios– que El Eliseo le manda un aviso-amenaza a los naranjitos
y alude a que “irán al infierno”, expulsados de ALDE (Alianza Liberal y
Demócrata Europea), si se les ocurre aceptar cualquier propuesta de Vox, sea en
Andalucía, sea en cualquiera de las otras comunidades y como resultado de
cuantas elecciones vayan llegando.
También se ha conocido que Manuel
Valls –otro radical anti Vox–, socialista de origen y en buena lógica cercano a
la masonería francesa, no deja de presionar ni un minuto (H24) para que
Ciudadanos vomite de asco cada que vez que escuche una propuesta de la gente de
Abascal. Y en esas estamos, amigos, con un partido político, dirigido por
Albert Rivera, que lleva meses decantado a favor de parte y, todo apunta a
ello, prefiere trabajar hacia un futuro lo más cercano posible al PSOE. Por
supuesto, eso será así, en cuanto Pedro Sánchez se haya quitado de en medio y algunos
barones socialistas ídem de lo mismo.
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