Una nueva pedrada contra España del xenófobo Torra

Esta vez ha sido en Estados Unidos, donde ese degenerado golpista al que nadie ha elegido en las urnas (fue de 11 en la lista y ahora ocupa el cargo tras una pirueta), ha llegado a justificar en una conferencia, para explicar el afán de secesión, que España no es una democracia ya que “no ha completado su transición democrática desde el franquismo”. 

Toma nota, so farsante: Según The Economist, la revista británica especializada en relaciones internacionales que desde 2006 viene elaborando un índice de democracias (basado en los resultados de 60 indicadores que se agrupan en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política), España se sitúa entre las 20 democracias más avanzadas del mundo. Concretamente en el lugar 19, en el grupo de las denominadas “Democracias Plenas”.

Estados Unidos, donde tú acabas de vomitar la farsante conferencia, se sitúa en el puesto 25 de las naciones democráticas, 6 lugares por detrás de España, Francia en el 29 y Bélgica, esa Bélgica donde campa tu colega, el cagao Puigdemont, cae hasta el puesto 32. ¡Me has leído bien, mendrugo, Bélgica en el lugar 32! ¡Ah!, y Eslovenia está en el puesto 36, considerada una democracia imperfecta –¿te suena la vía eslovena?– Por si acaso te repito lo esencial: España es una Democracia Plena.

Y eso a pesar de que en Cataluña no practicáis el respeto a la Ley desde los tiempos de Artur Mas –en el tema del idioma, vuestro desacato es muy anterior–, que fue otro farsante como tú y que a partir de 2012 trató compulsivamente de hacer y deshacer a su aire –más bien al que le dictaba el chorizo Pujol–, y comenzaron los pucherazos disfrazados de referéndums al que poder agarraros para indicar que el pueblo os había dado un mandato para crear la República catalana.

¿Un mandato? ¿Desde cuándo se obtiene un mandato a partir de dos referéndums ilegales?, con urnas que permanecieron ocultas y llegaban a los colegios cargadas de votos –todos hemos visto las imágenes–, con gente que votaba donde le daba la gana –en varias ocasiones– sin que constara en ningún censo, o como aquella señora –Gallardo– que se paseó y grabó en vídeo cómo introducía su papeleta en distintas urnas de varias mesas electorales y de distintos colegios, lo que demostró la enorme farsa que os proponíais. Felicidades a la señora, por cierto.

¿Un mandato de un referéndum cuyo resultado se filtró 24 horas antes del comienzo y que, en el mejor de los casos, dio dos millones de votos ilusorios sobre más de cinco millones de posibles votantes? ¿Un mandato logrado por una escuálida mayoría de diputados catalanes que, además, perdió en el número de votos obtenidos? Definitivamente lo vuestro no es un mandato, sino la obediencia ciega, perruna, como resultado del instinto de superioridad que os inculcaron en las aulas durante 40 años. Como en todo nacionalismo conocido, vosotros también sois incapaces de advertir que simplemente os mueven la arbitrariedad y la codicia.