jueves, 24 de enero de 2019

Nicolás Maduro y Quim Torra, vidas paralelas


La Venezuela de Maduro, una tiranía criminal a todos los efectos, y el régimen tiránico de Torra –implantado en esa Cataluña sufriente que auspició Zapatero a medias con Artur Mas, mantuvo Rajoy a ritmo indolente, de auténtico zángano, y ha consolidado Sánchez, un renegado a todo lo que no sea amarse a sí mismo y su permanencia en el poder–, parece que han llevado vidas semejantes y resultados contradictorios respecto al reconocimiento internacional.

Torra hubiera dado media vida por lograr que algún diminuto país reconociera la República catalana, también su antecesor Puigdemont. Para ello gastaron a manos llenas un dinero que ni era propio ni debieron usarlo para ese fin. El resultado a tanto despilfarro en propaganda internacional no puede ser más significativo: Cero reconocimiento y 66.000 millones de euros de deuda, casi toda ella avalada por los diversos y felones gobiernos de España.

Maduro ha dispuesto durante años, si bien de mal en peor, de un reconocimiento inmerecido por partes de las naciones y los organismos internacionales. La dictadura bolivariana, alentada por esos tres o cuatro absolutismos que aún colean en la América hispana, fue intensificando su proceder aberrante –en el que influyó lo suyo la asesoría podemita–, y hoy, cuando escribo estas líneas, hay ya una buena lista de países que respaldan al líder Guaidó.

No sé si la aceptación internacional a Guaidó supone el fin de Maduro o se atrincherará con los militares adictos y remunerados a conciencia con el beneficio del narcotráfico. Pero si la libertad no se da en esta ocasión, sospecho que el monigote grandón no tardará en caer. Será el momento de celebrarlo y de alegrarse por nuestros hermanos de Venezuela. Ojalá pueda ser mañana mismo.

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