Decía recientemente Henry Kamen que “España no es un país, que ni siquiera tenemos héroes”. Tal afirmación, además de ser una provocación destinada a la venta de su último libro “Poder y gloria. Los héroes de la España imperial”, ratifica el repulsivo método propagandístico que el historiador birmano ha venido utilizado cada vez que ha puesto una nueva obra en nuestras librerías. La mayor parte del trabajo de Kamen, unos 12 libros y docenas de artículos, versan sobre España y su época imperial. Lo usual es que nos trate desde la óptica de un británico, es decir, nuestra gran nación ha sido para él, durante siglos, algo así como el “Imperio del Mal” o “el lado oscuro de la fuerza”. Pero jamás había llegado a la desfachatez de asegurar que España sea una nación sin héroes hasta el extremo de no constituir un país, afirmación que realiza un sujeto no poco codicioso que, tiene guasa, vive de escribir en exclusiva sobre nuestro pasado. No obstante, tiendo a creer que Kamen nos niega la condición de país (nación) no por carecer de héroes, sino por no haber sabido reconocerlos y tributarles el homenaje permanente que merecen.
Con independencia de que la frase de Kamen es 100% provocativa, constituye en sí misma una auténtica contradicción, ya que bien difícil se le antojaría a cualquiera la creación del imperio que los españoles fundaron, y su consolidación durante largo tiempo, sin el uso adecuado de amplias dosis de heroísmo. Es más, el valor y sacrificio de los hispanos comenzó mucho antes de la formación del Imperio español, de hecho se cimentó durante esos siglos en los que nuestra patria tuvo que sobrevivir, con verdadero éxito, a ese otro poder supremo que llegó a controlar más de la mitad del mundo conocido: El Imperio islámico.
Cementerio de la Almudena |
Al respecto, inicio hoy una serie para la que no me tomaré apresuramiento alguno (un capítulo de vez en cuando), en la que pretendo rescatar el nombre de algunos de nuestros héroes de todos los tiempos. Nada mejor, para comenzar esta serie, que recurrir a ese contingente de voluntarios españoles, conocidos como la “División Azul”, que en algo más de dos años y en las condiciones más extremas supieron ganarse nada menos que 2.500 cruces de hierro, 32 de ellas en una sola batalla. Sí, esa División Azul plagada de héroes acerca de los cuales Hitler, un tirano al que nada le bastaba, llegó a afirmar: "[Son] Una partida de gamberros, por su disciplina no ejemplar, si bien uno no se puede imaginar individuos más valientes [...] nuestros hombres siempre se alegran de tener a los españoles por vecinos".
Autor: Pedro Espinosa García "Policronio"
Publicado el 16 de diciembre de 2010
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