sábado, 12 de enero de 2019

Sánchez quiere comprar más “horas de vuelo” a los golpistas


Hay regiones de España, y lo digo así porque es como mejor suena si lo leo en voz alta, a cuyos gobiernos no les basta con haber obtenido un trato de favor desde hace varios siglos –no hay más que comparar con lo que han recibido otras regiones–, sino que cuanto más dinero consiguen, más y más ambicionan y más patalean para aumentar sus privilegios, hasta el extremo de contar en su historia con varias tentativas de golpes de estado separatistas que fueron motivados por la codicia y la engreimiento.


Una de esas regiones con regímenes codiciosos y dispuestos a todo es Cataluña, sobre la que no estaría de más anotar unos datos a fin de hacernos a la idea de la arbitraria decisión del gobierno socialista, como es la de aprobar unos Presupuestos Generales para 2019 en los que destinará el 20% para Cataluña. Veamos lo que supone Cataluña en comparación con España: territorio, el 6,3%; población, el 16,16;%; PIB, el 19,2% y la renta per cápita se sitúa en 4ª posición, tras Madrid, el País Vasco y Navarra. Es decir, en la región catalana se vive mejor que en la inmensa mayoría de España.

Nada hay en Cataluña –territorio, población, PIB o renta– que justifique ese 20% con el que Sánchez quiere engatusar a unos golpistas incapaces de conformarse solo con dinero, puesto que aspiran además a la independencia mediante un referéndum autorizado. Luego, eso sí, vendría la anexión de otras zonas limítrofes destinados a crear la Gran Catalunya o Els Països Catalans. Y por supuesto, querrían convertir al resto de España en una colonia donde seguir colocando sus productos. No hay más que echarles un vistazo a las balanzas comerciales.

Lo antedicho es algo que todo el mundo sabe, Sánchez el primero, de donde se deduce que el deshonesto propósito de Falconetti es, simplemente, comprar a los separatistas todo el tiempo que sea posible para disfrutar de unas cuantas “horas de vuelo” añadidas. No interesa que cada una de esas horas de vuelo nos salga al resto de los españoles por un riñón y parte del otro, ya que supone una fruslería que a él le importa una higa. Eso sí, los riñones irán destinados a seguir fomentando el golpismo, tanto en el interior como en el exterior de Cataluña.

Lo que cualquier gobierno sensato haría respecto a Cataluña es ofrecer un trato proporcional a su riqueza, que ya es muy alta, aunque vaya en declive a causa del “procés”. Y es que un fin loable sería poder destinar mejores partidas a otras regiones españolas que en verdad las necesitan. Ese gobierno español, si fuese normal en lugar de socialista, también debería presentar un plan de pagos anual para que el gobierno catalán vaya devolviendo los 65.000 millones de euros que le debe a España, como consecuencia de los préstamos o avales que se les fueron concediendo. Importantísima cantidad que, por el contrario, no deja de incrementarse de año en año como secuela de un régimen catalán obsesionado en destinar cuanto cae en sus manos al derroche identitario.

Ortega y Gasset afirmó que el nacionalismo no tiene solución. ¡Disiento! La tiene, y esa solución debería comenzar por ilegalizar a los partidos que proponen la fractura de España para, tan pronto se pueda y mediante una reforma constitucional, plantear la desaparición de las comunidades autónomas o reducirlas al mínimo en cuanto a competencias.

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