Hace más de dos años que no escribo casi
nada del Partido Popular, tal fue el tremendo desengaño que me produjo la
actitud blandengue de Rajoy –aquí es donde el angelito de mi hombro me ha
soltado un ¡sooo…!, seguido de la orden taxativa para que evite términos como la
cobardía, la traición, que en el caso de Rajoy no fue más que una traición
cobarde, propia de un tipo pusilánime mental, envuelto en un mar de dudas, que
propende a la molicie y al que nadie recordará por alguna virtud que se parezca
ni de lejos al valor–. De modo que, puesto que no me queda otro remedio, voy a
obedecer al angelito y a escribir en serio.
Después apareció el paladín Pablo
Casado, incluso antes de que Vox explosionara como una supernova, y comenzó a ilusionarnos
y a demostrarnos a los de derechas que puede haber vida inteligente más allá del
anterior PP. Veo a Pablo como un hombre joven, a la par que curtido en la
política –no se olvide que fue durante dos años jefe de Gabinete de Aznar–, que
posee un buen rimero de cualidades, comenzando por esa memoria prodigiosa que
le permite salir sin un solo papel a la tribuna de oradores en el Congreso
–acto que por sí mismo acompleja a sus rivales– y encima tiene la capacidad de
hilvanar unos discursos que rozan la perfección, sin que se deje nada que en
verdad interese al hemiciclo, y en los que al pronunciarlo es incluso capaz de
pararse –pausa para evaluar las reacciones– en las “comas” de cada párrafo que
hay en el lúcido esquema de su cerebro. ¡Admirable!
Por si fuese poco, juraría que Pablo
Casado está reconstruyendo la ejecutiva del PP (ver imagen de cabecera), unos
incorporados como asesores externos y otros integrados dentro del propio
aparato, con una serie de personajes de gran valía política –casi todos ellos,
pero no todos–, además de en lo económico y lo moral. Un periodista del diario
El Mundo, Juanma Lamet, describe en su
brillante artículo de hoy, con profusión de datos, lo que sin duda llegará a consolidarse
como un partido de gobierno, tanto para España como para algunas comunidades y
numerosos municipios.
Quién no querría votar a quien
ofrece, según Lamet, esta atractiva propuesta: “Seguridad, libre mercado, unidad de España, defensa de un
concepto propio de la familia y la libertad de elección educativa son las vigas
maestras de la operación de reposicionamiento político de Casado, como
reconocen en Génova”.
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