Del mismo modo que en las
décadas de los años 60 y 70, hasta la muerte del dictador, nuestros vecinos
franceses cercanos a la frontera se pusieron las botas ofreciéndonos a los
españoles lo que entonces prohibía el régimen, es decir, cine erótico o
pornográfico, además de casinos donde practicar los juegos de azar y unas
cuantas librerías bien surtidas que incluían prensa libre, hoy, para vergüenza
absoluta de los que prefieren ignorar el problema creado por los nazis con el
idioma español, algo que se da en diversos grados y principalmente en las
regiones de Galicia, Vascongadas y Cataluña, nuestros vecinos de entonces,
además de los portugueses, deben estar de nuevo frotándose las manos. Nace una
nueva industria auspiciada por el nazismo asentado en las regiones periféricas
españolas, que deberá enriquecer a las zonas fronterizas de Portugal y Francia:
La educativa.
Dentro de nuestra patria, no todo el mundo está en disposición de llevar a sus hijos al Colegio Alemán, como hace Montilla. Ni hay plazas suficientes para todos, ni la factura sería mínimamente asequible. Por otra parte, solamente existen colegios de ese tipo, como puedan ser también el Instituto Británico (British Council) o el Liceo Francés, en las principales ciudades españolas. El Colegio Alemán, por ejemplo, dispone únicamente de diez centros en toda España, de modo que sólo están disponibles para unos cuantos privilegiados. Y en caso de enviar a los hijos a estudiar al Reino Unido, a Canadá o a Suiza —como hace la separatista Rahola—, ya ni hablemos, porque algo así solamente está al alcance de los ricos de siempre y de los nuevos ricos, los socialistas.
Dentro de nuestra patria, no todo el mundo está en disposición de llevar a sus hijos al Colegio Alemán, como hace Montilla. Ni hay plazas suficientes para todos, ni la factura sería mínimamente asequible. Por otra parte, solamente existen colegios de ese tipo, como puedan ser también el Instituto Británico (British Council) o el Liceo Francés, en las principales ciudades españolas. El Colegio Alemán, por ejemplo, dispone únicamente de diez centros en toda España, de modo que sólo están disponibles para unos cuantos privilegiados. Y en caso de enviar a los hijos a estudiar al Reino Unido, a Canadá o a Suiza —como hace la separatista Rahola—, ya ni hablemos, porque algo así solamente está al alcance de los ricos de siempre y de los nuevos ricos, los socialistas.
Hoy mismo, en el diario ABC,
aparece el caso de una pareja de San Sebastián que ha matriculado a sus hijos
en Francia, concretamente en Hendaya. No creo que sea al único caso, ni tampoco
será el último. Y otro tanto deberá ocurrir en las zonas fronterizas de Galicia
o Cataluña, según se incremente el rechazo producido por los nuevos regímenes
totalitarios de esas regiones. Luego de ahí a deducir que va a crearse una
nueva industria a cargo de nuestros vecinos, la educativa, no es más que
cuestión de algo de imaginación y un poco de paciencia, justo la que se precisa
para que se corra la voz de que es posible educar a nuestros seres más queridos
sin imponerles un idioma, despreciando de paso al más útil de los que tenemos,
y, lo que es mucho más importante, sin que sean adoctrinados para que algún día
pasen a engrosar las filas nazis y se renueve el espíritu corrosivo sobre la
región en la que viven.
La periodista Blanca Torquemada
comienza así su excepcional y bien argumentado artículo en ABC: “La tesis
oficial es que no hay «ningún problema». Lo de que el «uso social del
castellano está garantizado» se reduce (aunque no se diga) a que una de las
lenguas de cultura más importante del mundo será la que se oiga hoy
(abrumadoramente) en las barras de bar de toda España a la hora de la final de
la Eurocopa. Otra cosa es el ámbito institucional”.
Un artículo de lectura muy
recomendable, especialmente para los que insisten en mirar para otro lado y encima
les molesta que se les llame nazis a los nazis, como si solamente se les
pudiera llamar nazis (nazional-socialista) a los genocidas que masacraron
millones de personas en campos de concentración, y no fuese apropiado aplicarle
el mismo término a quienes en sus feudos te programan y controlan la vida,
imponiéndote normas a capricho, desde la cuna a la sepultura. Porque el
nazismo, no hay que olvidarlo, mate más o mate menos es una ideología de
imposición, de odio, de señalar enemigo, de expulsar a ciudadanos disconformes.
Una ideología expansiva como hay pocas en lo territorial, que además justifica
mediante falsedades su apetencia de las regiones vecinas. Y conseguidas éstas,
las aledañas y luego las siguientes.
Al respecto, no quiero que se me
olvide anotar una de las frases nazis más escandalosas en relación a la
enseñanza pública, que es esa que todos pagamos con nuestros impuestos, la
pronunció Artur Mas e iba dirigida a los que piden enseñanza en castellano,
única lengua oficial de toda España: “Que monten un colegio privado en castellano para el que lo quiera pagar, igual que se montó uno en japonés en su momento”.
Luego mi respuesta a la cuestión planteada en el título de este artículo,
pregunta más bien retórica, es la siguiente: ¡Sí, es de lo más conveniente
llamar nazis a los nazis!
Artículo
revisado, insertado el 29 de junio de 2008 en Batiburrillo de Red Liberal
PD (13-11-2015):
Ya podemos ver, transcurridos unos cuantos años desde que el nazi Mas demostrara su calaña,
como ha evolucionado el nazismo catalán. Y que nadie se rasgue las vestiduras
(salvo que seas unos de ellos) por el hecho de que se llame nazi a quien se
comporta reiteradamente como un verdadero nazi, hasta el punto de que hoy en día
se encuentra incurso en la más despreciable sedición.
ResponderEliminarSe me había olvidado, los años no perdonan, el asunto de las multas por rotular en español y demás asuntos afines y el gobierno de turno nunca hizo nada al respecto. Es más, los socialistas gobernaron en Cataluña y la cosa se mantuvo y los pperos en Galicia y la discriminación lingüística va en aumento.
Los Mas' boys son nazis, de eso no hay duda ¿pero que son los del ppsoe? ¿Mamporreros?
Pacococo
Cierto, todas las cabronadas de los separatistas han sido consentidas.
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