El libro negro del comunismo, obra aparecida en Francia a finales de los 90,
atribuye 100 millones de muertos —asesinados— a esa ideología perversa e
inhumana que durante el siglo XX “erigió el crimen en masa como forma de
gobierno”. Desde entonces, a medida que van abriéndose los archivos de lo que
fue ese verdadero imperio del terror denominado URSS, no han dejado de surgir
nuevas evidencias que avalan o refrendan tan espantosa cifra de cadáveres.
Parte de la sinopsis de El libro negro del comunismo
dice así: “¿Cómo [es posible
que] un
ideal de emancipación y de fraternidad universal pudo transformarse, un día
después de la Revolución de Octubre de 1917, en una doctrina del poder absoluto
del Estado, que practicó la discriminación sistemática de grupos sociales y de
naciones enteras y recurrió a las deportaciones en masa y, muy frecuentemente,
a las masacres?”.
Y añade: “Los países comunistas se preocuparon más de
hacer crecer los gulags que el trigo, de producir cadáveres más que bienes de
consumo. Un equipo de historiadores e investigadores universitarios ha
realizado, continente por continente y país por país, un balance lo más
exhaustivo posible de los daños producidos bajo la enseña del comunismo: los
lugares, las fechas, los hechos, los verdugos y las víctimas, que se cuentan
por decenas de millones en la URSS y en China y por millones en pequeños países
como Corea del Norte y Camboya”.
Recientemente se ha conocido la aparición de una
enorme fosa común en los alrededores de la localidad de Malbork, perteneciente hoy a
Polonia pero que hasta 1945 había formado parte de Alemania, en la que se han
hallado 1.800 cadáveres de civiles, probablemente de origen alemán, donde se
incluyen numerosas mujeres y niños y cuyos asesinatos se cree datan de los
últimos días de la II Guerra Mundial. Se supone, asimismo, que fueron víctimas
de las avanzadillas soviéticas y dejados morir de inanición.
Toda una lección, junto al
genocidio sistemático de Katyn, donde perecieron 22.000 ciudadanos polacos a manos de los comunistas rusos, entre
ellos 8.000 oficiales del ejército polaco, da fe de cómo ha actuado siempre ese
socialismo que se presenta como abanderado de la libertad cuando, en realidad,
lo ha sido de la mortandad.
El socialismo real o comunismo, ni mucho menos
desaparecido con la caída del Muro, como se cree, sino reconvertido en diversas
mafias, sectas o logias, siendo una de las más activas esa “religión” ecologista
que esparce numerosas amenazas sobre el ser humano de no aceptarse las directrices
que fija, posee hoy en día unos herederos en España —enmascarados respecto a muchas
cuestiones porque así lo aconseja la estrategia, pero rojos a la
hora de presumir de sus instintos ocultos— que en ningún momento han dudado en
rescatar, mediante esa aberración propagandística conocida como “Memoria
Histórica”, exclusivamente la parte de la Historia que a ellos les conviene.
Omitiendo, por supuesto que sí, cuanta infamia les impide transformar a los
criminales en héroes. La fosa de Malbork daría una nueva certeza de todo ello.
Fuentes para este artículo:
El libro negro del comunismo. Varios autores. Editorial Planeta 1998. 904
páginas.
Imagen y noticias: El Imparcial
Artículo revisado, insertado el 17 de enero de 2009 en Batiburrillo de Red Liberal
Afortunadamente el comunismo es residual a dos pequeños países que no pintan casi nada en el mundo. Cuba se mantiene porque es bueno tener un parque temático para mostrar lo que es le comunismo real. Venezuela es más bien el cortijo de unos chorizos.
ResponderEliminarEl otro país es Corea que se mantiene porque China no quiere frontera con los occidentales y también como parque temático.
Ahora bien, los llamados partidos socialistas no tienen nada que envidiarles, solo que ellos lo que hacen es disimular pero los métodos son los mismos allí donde pueden aplicarlos. Y lo principal es la mentira permanente.
Pero el problema es que varios millones de personas les votan. ¿Qué es lo que hace a esas personas, aparentemente normales, votarles? Me gustaría saberlo, aunque algunas personas alegan cosas de lo más peregrino y nada que ver con la ideología.
Pacococo
Hay mucho más comunista suelto de lo que parece, gran parte de ellos enmascarados o reconvertidos, por ejemplo los sandías. En cuanto en Sudamérica, si descontamos a Argentina, donde acaba de perder el poder el peronismo (ya veremos por cuanto tiempo) y consideramos a Chile y Uruguay como socialismos normales, todos los demás son pseudodemocracias con tendencia a la dictadura, sobre todo Venezuela. Como poco, en esos países existe otro tipo de comunismo tan canalla como el clásico: el populismo.
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