viernes, 16 de octubre de 2015

Bobos y pícaros (450)

Si en el mundo no hubiera más tontos que pícaros, los pícaros no tendrían de quién aprovecharse para vivir.

La nueva inserción de este artículo me viene al pelo para recordar que Pedro Sánchez (medio bobo y medio pícaro) culpó hace poco a Rajoy de la deriva del nacionalismo en Cataluña, y añadió que ese nacionalismo se radicaliza cuando gobierna el PP. El lector que haya seguido los artículos de este blog habrá advertido numerosas evidencias de que un alto porcentaje de radicalidad en los nacionalismos periféricos se ha dado sobre todo en la etapa del bobo ZP, absoluto culpable de haber consentido la deriva que el bobo de Sánchez achaca ahora al Partido Popular. Si le apetece, lea a continuación una muestra de bobería y picaresca.


Si a un bobo le das un lápiz, una de dos: o lo gasta compulsivamente o le rompe la punta y se echa a llorar. Pero si es un bobo el que le da el lápiz a otro bobo, entonces es más que posible que juntos puedan llegar a incurrir en la bobería sin límites. Porque la tontuna o necedad es la única condición humana cuyo confín se desconoce y encima permanece en expansión igual que el universo. Tal ha sido el caso del bobo Moratinos, quien a instancias de su patrón el bobo solemne ha terminado por abrirle a Carod-Rovira el armario de los lápices. Y claro, el pícaro Carod —la picaresca es el complemento ideal de la tontería— no ha dudado ni un instante en declarar que Cataluña en la cuestión internacional espera unas “relaciones privilegiadas” y “estrictamente bilaterales” con Andorra, Portugal y Marruecos, además de con Francia, que las da ya por hechas.

La frase expuesta por el pícaro, “estrictamente bilaterales”, me ha sonado a una de esas declaraciones altisonantes que ciertos dirigentes no alineados pronunciaban en la ONU de los años sesenta, en plena Guerra Fría, cuando apelaban a la no injerencia de las grandes potencias o a la descolonización inmediata de ciertos territorios africanos. De modo que estaría muy bien la toma de postura del político separatista —destinada quizá a las radicalizadas bases de su partido— si no se diese una realidad que la hace imposible: ni Cataluña es aún un país no alineado, sino una región de España, ni el estado donde se integra esa región pretende mantenerla como una colonia. Y es más, el ministerio de Asuntos Exteriores tampoco es la ONU, ni Carod-Rovira ocupa el cargo adecuado como para ir imponiéndole normas diplomáticas a una de las naciones más antiguas del mundo. Otra cosa es que Moratinos, a causa de la cobardía que paraliza al gobierno socialista ante sus socios carroñeros, no haya sido capaz de responderle como se merece.

Otro detalle que me ha llamado la atención, por cuanto demuestra que la hipocresía de Carod —como la necedad de Moratinos— es algo sin límite alguno, se desprende de una segunda frase pronunciada por el separatista confeso, en la que asegura que las relaciones (¿se refiere a España-Cataluña?) se desarrollarán “en un espacio de lealtad institucional y de colaboración mutua y recíproca”. A lo que uno, como es lógico, se pregunta: ¿Puede ser institucionalmente leal quien declara que España no le es simpática y afirma que su proyecto es la secesión? No, me temo que no. Sospecho que la labor en ciernes del antiespañol Carod, que ha comenzado por anunciar su intención de abrir delegaciones de Cataluña en todo el mundo —aún no se atreve a llamarlas embajadas o consulados—, comenzando por las ciudades de Lisboa, París, Roma, Buenos Aires y varias en Estados Unidos, podría llegar ser definida de cualquier modo menos de lealtad institucional. Luego aquí, con la visita de “estado” del pícaro separatista, lo que se ha pretendido es lanzar un globo sonda para comprobar hasta qué punto llega la nulidad de un ministro dispuesto a envainársela para seguir en el poder.

Se imagina alguien a Carod visitando con semejantes ínfulas la sede de Exteriores si al frente del gobierno de España figurase Aznar y el ministro del ramo fuese Rodrigo Rato, por ejemplo. Puede alguien sospechar al héroe de Perpiñan diciéndole a Zaplana o a Vidal-Quadras, en el supuesto de que uno de ellos ocupase el lugar de Moratinos, que las relaciones de Cataluña serán “estrictamente bilaterales” con determinados países. No, es imposible concebir algo así. La diferencia estriba en el sentido de la responsabilidad de unos y otros en el cumplimiento de la Ley, mientras que los populares se muestran respetuosos con las normas, e intentan transformarlas cuando la sociedad realmente lo demanda, los socialistas y los separatistas son partidarios de asaltar las leyes, soslayarlas o considerarse por encima de ellas, tal y como ha demostrado recientemente otra joya del nacionalismo, Ibarretxe.

Naturalmente, para que algo así suceda y la felonía campe a sus anchas, deben darse una serie de condiciones que lo permitan. La primera de ellas es que al frente del gobierno de España se sitúe un individuo cuyos dos rasgos más característicos sean la necedad y la falta de escrúpulos, a los que sin duda hay que añadirles la molicie y el espíritu pusilánime. Y como tal circunstancia resulta que se dio hace casi tres años, de ahí que al cabo de poco tiempo no tardase en el oírse el pistoletazo de salida que puso en marcha la anárquica competición de pícaros, aprovechados, desleales y cínicos. Y todos ellos con el mismo propósito: alcanzar una meta diferencial para su tribu de diseño. Lo que inicialmente les fue consentido atolondradamente —y sigue así—, hasta el punto que nuevamente se confirma el aforismo del clásico: Si en el mundo no hubiera más tontos (ZP-Moratinos) que pícaros, los pícaros (Carod) no tendrían de quién aprovecharse para vivir. Pero claro, ya lo dijo Bernard Shaw: “La osadía de los tontos es ilimitada, y su capacidad para arrastrar a las masas, insuperable”.


Artículo revisado, insertado el 1 de febrero de 2007 en Batiburrillo de Red Liberal

2 comentarios:

  1. Con personas como Vd. y sus comentarios, a algunos se le podrían abrir la sesera. Asimismo podrían enterarse de lo que vale un peine. Mts.

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    1. Gracias por comentar. Espero verle a menudo por aquí. Un saludo cordial.

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