Si uno tuviese
que buscar el peor gobierno posible para España no andaría demasiado desencaminado
al encontrarse con el Ejecutivo actual (año 2005). Si se tratase de hallar un
Poder legislativo inoperante y zángano, de esos que en el último año han creado
muchos más problemas que han resuelto, nos toparíamos de inmediato con quienes
se sientan en las Cortes en estas fechas. Y si la búsqueda la encamináramos a
encontrar un Poder judicial responsable e independiente, la desesperanza sería
el único hallazgo de nuestras pesquisas. Los tres poderes forman tal cama
redonda que es imposible discernir dónde comienza la promiscuidad y en qué
punto existe un mínimo de independencia.
Con todo, lo
peor de la España de nuestros días no son su clase política o judicial. Una y
otra se hallan maniatadas por el apego a los cargos y se limitan a ir a
remolque de las consignas que se emiten. Lo peor, con gran diferencia, es su
clase empresarial periodística. No existe grupo de comunicación en España que
haya entendido la verdadera democracia y asuma con valentía su papel de cuarto
poder en defensa de la verdad y de la libertad. Puede haber algún medio aislado
que practique con alguna decencia el periodismo, pero casi todos en general,
con tal de alcanzar o ampliar sus respectivos proyectos multimedia, se muestran
motivados por la codicia y no reparan en usar el servilismo o la extorsión ante
los políticos.
Finalmente
tenemos un caso espectacular de actitud camaleónica: Vocento, que es el
paradigma más descarado de avaricia. Vocento sólo aspira a ir copando mercado y
a darle a cada uno el producto que desea consumir, no importa si es basura o
sectarismo puro. Hasta tal punto es así, que sus diarios regionales pueden
llegar a contar la misma noticia en blanco o en negro, según convenga. Vocento
posee el control de los informativos de Tele 5 (año 2005), y al espectador de
ese canal televisivo no duda en ofrecerle cuanta inmoralidad periodística y
partidista desea contemplar. Lo mismo que hace con los lectores de ABC, a los
que en apariencia les entrega el conservadurismo de toda la vida. Es la cuenta
de resultados lo que mueve a Vocento en su labor informativa, tan alejada de la
prensa democrática y libre que cualquier país necesita.
Ya vemos que la
culpa de lo que está pasando en España no la tiene sólo Zapatero, que no es más
que un pobre hombre al que han aupado a su particular ínsula Barataria. Ni
siquiera la tienen Carod, Ibarreche o Maragall, el trío de cismáticos a los que
la Historia recordará en el papel de cuates de Bellido Dolfos. Uno y otros han
sido puestos en sus respectivas poltronas por quienes de verdad controlan los
resortes del poder. Al uno y a los otros se les mantendrá en primer plano
mientras haya beneficios. Ahora se ha producido una pequeña sublevación de
varios de esos grupos periodísticos, pero no ha sido en defensa de la libertad
de prensa o de los derechos de la profesión. No, ha sido a causa del reparto de
frecuencias y de la tarta publicitaria. ¿Y el honor de la profesión? ¿Y la
verdad y el apego a la libertad? ¿Dónde quedan? ¡Qué vergüenza, sólo se mueven
por el pienso o el poder!
PD: Artículo
revisado y puesto al día en algunos aspectos. Lo que no se ha retocado, sigue
igual de mal que hace diez años. El artículo se insertó el 19 de febrero de 2005 en
Batiburrillo de Red Liberal.
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