Huarte es ese dirigente asturiano del PSOE que algunas fuentes
señalan como implicado en la trama del 11-M. Entrevistado el personaje el
pasado día 16 por La Nueva España,
Huarte vino a decir desde el Brasil que todo lo hizo por amor al prójimo.
Bueno, él utilizó el término “fines humanitarios”, que viene a ser lo mismo
pero en versión progre. Naturalmente, una persona con ese maravilloso espíritu
humanitario lo primero que hace es dejarse captar por los espías del CNI, que
como todo el mundo sabe es la ONG que rivaliza directamente con Cáritas.
Pero vayamos al tema de fondo. Este tal
Huarte, que ya veremos si vuelve o no del Brasil (esperemos que no fallezca
allí, o donde sea, de muerte natural repentina), tiene pinta de ser el eslabón
perdido de esa trama socialista que, involucrada o no directamente en el 11-M,
sí se aprovechó y mucho de la información veraz que el CNI le pasaba al PSOE
(“queremos un gobierno que no mienta”), al contrario que hicieron los espías
con el gobierno de Aznar, al que intoxicaron hasta el último minuto con papeles
y más papeles que apuntaban y apuntalaban la autoría de ETA.
Pues bien, ¿cómo se ha sabido que el tal Huerte actuaba a
las órdenes del CNI, si es que no lo hacía directamente a las de Dezcallar,
presidente del organismo y filosocialista? La respuesta nos la ofrece hoy El Semanal Digital
mediante un artículo en el que, entre otras cosas, se afirma lo siguiente: Blanco
y Rubalcaba han acusado en reuniones privadas a Bono de ser, al menos, la
persona que confirmó la relación de Huarte con el CNI, que ha volcado la
investigación del 11-M.
El Partido Socialista comienza a tomar un rumbo que me
gusta, mejor dicho, que me encanta. Creo que hace tiempo que Bono mueve los
hilos para desprestigiar a la Ejecutiva del PSOE y poner al descubierto su
inmoral manipulación de la masacre del 11-M, comenzando por el propio ZP, al
que en público le ríe las gracias porque no tiene otra opción. Ahora bien, con
los que Bono no tiene piedad es con Blanco y Rubalcaba, de ahí que parezca más
que creíble que haya filtrado la condición de espía del asturiano Huarte. Ya
sabemos que el CNI depende de Defensa, que es el ministerio de Bono.
¿Qué pretende Bono mediante su trabajo soterrado? La
respuesta es sencilla: Utilizar el método socialista al uso, la cloaca, para ir
eliminando competencia a través del desprestigio. Bono es, a su vez, un tipo
demagogo y desprestigiado para nosotros, los liberales, pero en los ambientes
españolistas del PSOE sigue siendo muy querido y considerado el recambio
natural de un Zapatero que cada día se muestra más guerracivilista y partidario
de todo tipo de concesiones al nacionalismo. Bono lo sabe y trabaja por las
noches, a la luz de esos cirios que al derretirse lo impregnan todo no de olor
a cera sino de cierto tufillo a intriga cortesana.
Sea bienhallado Bono en el mundo de las catacumbas, no
porque a uno le gusten las telarañas y el ambiente enmohecido, tan propio del
socialismo, sino porque entre un rompepatrias como ZP (hoy como Pedro Sánchez), que además nos lleva de
cabeza a la regresión económica, y un embaucador como Bono, que no sabemos qué
tal lo haría a la hora de generar riqueza, no tengo la más mínima duda de a
quién escoger. Si hay patria, hay esperanza de no morir en la indigencia además
de entristecido. Y Bono tiene un concepto de España todo lo instrumental que se
quiera, pero lo tiene. Otros, además de carecer de moral, carecen de escrúpulos
y de una idea clara de hasta dónde hay que ceder ante los creadores de las
comunidades nacionales de diseño. ZP no es más que un ratoncillo que va
improvisando en la política, en busca de su ración diaria de queso, y que
incluso desconoce dónde se halla su agujero para escapar. Exactamente lo mismo que le ocurre a Pedro Sánchez. Moraleja: los dos requisitos principales para llegar a la Secretaría General del PSOE son... ser alto y medio tonto con apariencia de 'listura'.
Artículo revisado, insertado el 15 de marzo de 2005 en Batiburrillo de Red Liberal
PD: Aun cuando el artículo es del año 2005 y Bono no tardó
en dejar el Gobierno de Zapatero, en el que apenas llego ejercer durante dos
años, al parecer luego se reconcilio con ZP y fue nombrado en 2008 presidente de las
Cortes, durante una legislatura. En el caso de Bono, juraría que se trata de un
personaje que aún no ha dicho su última palabra en la política socialista, o
así me lo parece. Un último ejemplo de reunión conspirativa en casa de Bono, es
decir, al olor de la cera de ese catolicismo pret a porter que practica y en el que cabe el aborto, fue la que mantuvo junto a Zapatero y unos invitados
muy peculiares: Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, de Podemos. Eso sí, el
secretario general del PSOE, que no fue invitado, puso el grito en el cielo —civil,
por supuesto— en cuanto se enteró por la gente de Podemos del furtivo encuentro.
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