En 2015, las inundaciones causadas por el Ebro han sido las más importantes de los últimos 100 años, según se indica desde el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. No solo se vio afectada Zaragoza, como se aprecia en la imagen, sino que el río se desbordó prácticamente desde el inicio de su cauce hasta la desembocadura, donde vertió al mar el equivalente a 30 trasvases anuales. |
Casi todo el mundo tiene claro que Zapatero aplicó el decretazo al Plan Hidrológico por imposición de Maragall, personaje que a su vez, como condición indispensable para acceder a la presidencia de la Generalidad catalana, sufrió un torcimiento de brazo propinado por ERC. Bueno, la verdad es que tampoco se lo dejó torcer demasiado, como mucho una ligera presión en el codo, porque don Pasquale, en pleno uso de esa demagogia socialista que le caracteriza, ya había dicho en alguna ocasión que a los del sur ni agua, que la derrochan.
El comentario de
Maragall, aunque no exento de mala leche, en su momento parecía más bien el
fruto del apasionamiento electoral de un candidato que iba a por todas, con la
quinta puesta, y así se lo tomaron muchos de sus votantes de origen murciano y
andaluz. Otra cosa bien distinta es que las declaraciones las hubiese efectuado
investido de President, en cuyo caso
habría motivos más que sobrados para pasearse a diario ante el Palau, exigiendo su dimisión. Lo que
ocurre es que la Esquerra le cazó a lazo la idea y con ella reforzó su propio
concepto de negarle el agua a la España que no es simpática y, si hubiesen
podido, también les hubieran negado el mismo aire que respiran a los del otro lado del Ebro; eso sí, la filosofía
de los republicanos nacionalistas es aplicable mientras determinados
territorios se consideren España y no pasen a integrar el Imperio carodingio, también denominado por ellos Els Països Catalans.
Pero como los
totalitarios de Carod eran muy cucos y no se fiaban ni de su sombra, cuanto
menos de la del frívolo Maragall, exigieron que en el acuerdo nupcial entre ERC
y el PSC se reflejara el finiquito del trasvase a tierras levantinas
contemplado en el Plan Hidrológico Nacional. El candidato de los nacional-socialistas
(a cada cosa por su nombre), bajo el síndrome de “o me caso ahora o no me
casaré nunca”, aceptó en las capitulaciones matrimoniales una imposición que a
los de Esquerra les ha permitido decidir quien bebe agua en España y quien pasa
sed. Así, pues, aunque acunado amorosamente por el propio Maragall, es Carod el
que ha evitado que llegue el agua hasta esos pueblos sedientos del levante
español y Almería, como se han encargado de denunciar públicamente los
presidentes autonómicos de Valencia y Murcia. No así el presidente socialista
de Andalucía, ¡qué raro!
Aparte de su
doble nacionalidad en cuanto a los progenitores, papá aragonés y mamá catalana,
oriundos ambos de regiones donde abunda la oposición al trasvase porque entre
sus habitantes ha menudeado la andanada sectaria, no acabo de entender qué
motivos de peso pueda tener Carod para desear que a una amplia zona de “Els
Països Catalans” no se le facilite parte del agua que ahora se tira. O hay
mucho odio residual hacia el PP, y se quiere destruir sin más uno de sus
grandes proyectos, o el caso de Carod obedece a razones maquiavélicas
inconfesables.
Veamos,
entendería que Carod se opusiera a la llegada de las aguas del Ebro hasta los
campos de la provincia almeriense, que al fin y al cabo quienes los cultivan
son gentes muy alejadas del “Cap i Casal”, Barcelona, y los miles de
almerienses radicados en el feudo de Carod votan como un solo hombre al PSC e
ignoran a Esquerra, a pesar de que Roviretxe se queda afónico en cada campaña
proclamando algo así como que catalán puede serlo cualquiera con tal de
desearlo (no importa dónde haya nacido), al menos hasta que introduzca la
papeleta en la urna.
Entendería
también que Carod negase el agua a los murcianos, aun cuando en Cataluña viven
más de 300 mil de ellos y algún voto despistado quizá haya caído en su
candidatura. Por otro lado, el altiplano murciano, cuyas localidades más
importantes son Yecla y Jumilla, formarían parte de ese imperio Catalán que
Carod proclama como deseable. Luego el caso murciano, al menos parcialmente, ya
no está tan claro. Y más si tenemos en cuenta que el Atlas lingüístico de la
Gran Enciclopedia Catalana, en cuya redacción se asegura que participó el
propio Carod, adentra fantasiosamente el uso del catalán hasta “Jumella” y
“Iecla”, que es como denomina a las dos poblaciones murcianas; eso sí, lo hace
a su modo mientras exige que todo bicho viviente pronuncie Girona y Lleida.
Lo que no me
cabe en la cabeza por más vueltas que le doy, y reconozco que en esto de la política
uno es de infantería, donde jamás se tiene acceso a la estrategia del Alto
Estado Mayor, es cómo demonios puede justificar Carod que a esas comarcas tan
necesitadas de agua del País Valencià
(ellos lo denominan así), sobre todo las alicantinas, no sea bueno que les
lleguen las sobras de lo mucho que se tira en Deltebre.
Carod, que hace
poco paseó su propia imagen en procesión por las calles de Valencia y pidió
unidad y solidaridad entre los Países Catalanes, está claro que actuó allí con
una hipocresía digna del personaje que semanas antes había firmado un pacto con
Maragall donde se incluía la desaparición del trasvase del Ebro. Sí, Carod
pregonó en Valencia, con suprema doblez, una solidaridad que no sentía, como
bien se ha demostrado ahora. El republicano, solidario de boquilla y de salón,
nunca deja de actuar como esos políticos socialistas que en campaña electoral
prometen algo en una comunidad y lo contrario en la comunidad vecina. Sólo que
el tripartítico va por la vida en
aparente actitud de “mans netes” (manos limpias) y su dualidad moral resulta
más clandestina y perniciosa.
Diríase que
Carod busca la anexión de la Comunidad Valenciana (denominación oficial) por
sometimiento a la potente Cataluña. Se trata de usar las clásicas ideas totalitarias
de cualquier nacionalismo, en las que el expansionismo nunca intenta alcanzarse
en pie de igualdad, sumando voluntades, sino por avasallamiento y sumisión del
territorio ambicionado. Al nacionalista catalán no le interesa para nada que la
región a engullir sea próspera y se encuentre en manos de un rival político que
lo esté haciendo relativamente bien. Prefiere el caos, que comportaría la
eliminación del PP en Valencia, y un rastro de miseria necesario para entrar
como liberador y asentar sus reales para los restos. En el fondo, no es más que
el típico método nazi.
Como decía el
clásico, el débil tiende a caer en la esclavitud y el esclavo a plegarse a los
deseos de otros. Apunta un proverbio hindú: El árbol deshojado es el amante de
los ciclones. De modo que, según esa filosofía de la rendición incondicional
que algunos nacionalistas desean poner en práctica, con Carod al frente (o el
energúmeno que lo sustituya), lo mejor para que el árbol se deshoje es dejar de
regarlo. A los del sur ni agua, que prosperan
y no podemos someterlos. Tradicional método que determinados socialistas,
otra secta destructiva, llevan más de 20 años usando en Extremadura y
Andalucía, dos regiones en las que el ciclón de la penuria sopla con fuerza.
Artículo
revisado, insertado inicialmente el 20 de junio de 2004 en Batiburrillo de RedLiberal
PD: Los de
Murcia y en general los de la mitad sur oriental de España, estamos pasando un
verano de calor y sequía horrorosa. De ahí que haya deseado rescatar un
artículo en el que se habla de la mezquindad del social-nacionalismo al oponerse a la llegada de algo de agua a estas tierras, tan necesaria y tan despilfarrada en sus enormes vertidos anuales al mar.
No es exactamente mezquindad, aunque también. Se trata de incompetencia y abyección.
ResponderEliminarCuando un pueblo está en decadencia suele estar gobernado por los más incompetentes, que en el caso de pueblos con votaciones, aún tiene más dleito, pues son los propios borregos los que eligen a los pastores, entre los peores.
Para que se note menos la incompetencia todos tienden a hundir al vecino, así si el vecino no prospera, no se verá lo tontos que son ellos. Si a los gobernantes catalanes sumamos los gobiernos que nos damos, como el de ese que mencionas, tenemos las condiciones perfectas para que nadie en España pueda prosperar aunque quiera, que tampoco sabemos si querrán.
Porque en Murcia están suspirando por el agua y sabemos si los políticos murcianos serían capaces de sacarle partido. No vaya a pasar como con la censura. Recuerdo que todos pedíamos el fin de la censura. Por fin se acabó y en estos cuarenta años no se ha hecho ninguna obra teatral digna de ese nombre y las poquísimas películas buenas que se han hecho hubieran pasado la censura sin problemas. Luego no era la censura, era la falta de talento.
Y por supuesto no menciono las provincias andaluzas que recibirían el trasvase, porque ocn el susanato todo es inutil para empezar.
Pacococo
Un comentario muy apañao. Solamente una puntualización: No sé si los políticos murcianos sería capaces de sacarle partido al agua, pero te aseguro que los agricultores se frotarían las manos si pudieran disponer de un poco más. Casi sin agua mira lo que producen con sus sistemas de riego ultramodernos, pues imagínate con agua.
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