No se trata del museo de los horrores, sino del museo ante el que cualquier amante de la historia puede llegar a horrorizarse. |
Que Pujol, Carod y Maragall han sido unos separatistas radicales —y lo seguirán siendo hasta que palmen— es algo de lo que no me cabe la menor duda. Sus conductas nacionalistas e intolerantes así lo afirman, su falta absoluta de solidaridad con otros territorios de España lo ratifica. El primero de ellos es, además, un xenófobo, como dejó patente con sus declaraciones en contra del mestizaje, poniéndose a la misma miserable altura de Heribert Barrera (ERC) y de la señora Ferrusola (esposa del ex Molt), que en su día ya alertaron sobre la pérdida de la pureza catalana a consecuencia de la emigración.
De
todos modos, Pujol sería un nazi de la derecha burguesa, lo que más o menos le
equipara con un fascista, es decir, una versión edulcorada del nazismo pero no
menos peligrosa a largo plazo. Y ahora, después de reconocer el pastizal que le
ocultó a la Agencia Tributaria, simplemente es un delincuente. ¡Menudo padre de
la patria!
Los
tres personajes citados ofrecen a su clientela sendos proyectos disgregadores
de España y el enaltecimiento a cualquier precio de la patria de diseño, cuyo
inicio fue abanderado por Pujol mediante un sistema educativo que daba carta de
naturaleza a la “nación” catalana y eliminaba cualquier relación histórica con la
patria común. Bastaría citar solo uno de los miles de ejemplos que podemos
hallar en la política pujoliana para convencernos de que su ideología adultera
la realidad en provecho de una nación ilusoria: Los Reyes Católicos no han
existido, o al menos eso es lo que se desprende si uno acude al Museo de Historia de
Catalunya, en cuya Web podemos realizar una visita virtual, uno de
cuyos períodos comprende “De la prehistoria a l’11 de setembre de 1714".
En
la página dedicada a las raíces (de la prehistoria al siglo VIII) se afirma que:
“En el 218 antes de Cristo, con la llegada del ejército romano a Empúries,
se inicia un largo período de vinculación al imperio de Roma. Precisamente
entonces se conforman algunos de nuestros rasgos culturales básicos: la lengua
el derecho y la religión”. ¡Toma ya! Desde luego, para el que no conozca la
historia de Cataluña, si uno atiende a lo que te cuentan estos liantes está
claro que se comenzó a hablar catalán en la época de los romanos. Y si se me
apura, en el año 218 antes de Cristo alguno ya decía “Bondia tingui” o “Deu vos
guard”.
La
página concluye con un parrafito que no tiene desperdicio: “A finales del
siglo V, la caída del imperio Romano de Occidente da paso a la creación del
reino visigodo de Toledo”. Es decir, que despacha con 22 palabras y varias
falsedades lo que fueron más de dos siglos de un estado unitario conocido como
Hispania, estado que inicialmente llegó a tener a Barcelona como capital. San
Isidoro de Sevilla, por ejemplo, nos ofrece las siguientes palabras en su Loa
de Hispania: “De todas las tierras existentes desde el Occidente hasta la
India tú eres, Hispania, piadosa y madre siempre feliz de príncipes y de
pueblos, la más hermosa”.
El
siguiente apartado lo titulan “El nacimiento de una nación. Siglos VIII al
XII”. Habla asimismo del nacimiento de al-Andalus, que lo consideran un nuevo
país en lugar de un reino ocupado. También hablan de 4 siglos en los que media
Cataluña se encuentra unida al Islam. Y concluye afirmando que frente al reino
de al-Andalus se forman los condados catalanes, territorio de frontera del Imperio
Carolingio. El resto de condados y reinos de la Hispania septentrional, que en
bastantes casos lucharon antes que ellos contra los musulmanes, simplemente no
existen. El asunto se despacha hablando de una vinculación creciente de
Cataluña con Occitania y de la unión dinástica con Aragón que fortalece el
nuevo estado, es decir, que Cataluña se crea una especie de vasallo al "absorber"
a la Corona de Aragón. Por lo tanto tenemos un estado, Cataluña, que tiene
vínculos con Occitania y para de contar.
El
equipo de historiadores que ha creado este engendro de museo ha preferido
ignorar las abundantes relaciones de la Corona de Aragón con las otras coronas
hispánicas. Para ellos, lo que fueron varios condados en el territorio de la
actual Cataluña, no siempre unificados o relacionados entre sí, puesto que a
veces combatieron unos con otros, serían el Estado de Cataluña.
Los
siglos XII al XVI los factura el Museo con las conquistas de Jaime I, el hambre
de 1333, la peste negra y la guerra de los remensa. Finalmente indica que
Ferràn II (más conocido en la historiografía como Fernando el Católico) llevó a
cabo la unión dinástica con Castilla gracias a su matrimonio con... (¡!) Y ahí
se corta la visita virtual y entonces mi ordenador se va de la página (¿se les
ha roto una máquina engrasada con tan mala baba?) y pasa directamente a otros
siglos en los que España, uno de los más grandes imperios mundiales de la
época, sigue sin existir y sin ser citada aun cuando en el siglo XVI, que
aparece en el título, comprende desde el año 1500 al 1599. ¡Y la de cosas
relacionadas con Cataluña que ocurrieron durante esos años en el resto de España!
En
el siguiente período, siglos XVI al XVIII, nos hablan de que “Cataluña
mantiene su propio Estado”. Se deja ver bien claro que lo que ahora ya no
existe según ellos es Aragón. La pantalla del Museo nos cuenta que las
instituciones catalanas elaboraban doctrinas constitucionalistas y concluye,
sin explicar motivos ni razones, con la abolición de esas instituciones por el
primer Borbón de la rama española. Es decir que han hecho falta 17 siglos para
que aparezca la palabra español o española (España sería demasiado). Eso sí, cuando
aparece, se asocia a un perjuicio importante para el estado de Cataluña. Así se
cuenta la Historia.
Bueno,
pues volviendo al principio y a los grados de totalitarismo, como cuestión de
fondo, me ratifico en que Carod y Maragall no le van a la zaga al manipulador
Pujol, porque tiempo han tenido de rectificar la falsedad, la exclusión y el
adoctrinamiento en todos los ámbitos, especialmente el educativo, y no sólo han
eludido hacerlo sino que le han dado más vigor al sistema pujoliano y ahora,
sirva de ejemplo, obligan a los adultos que quieren aprender a leer y a
escribir a que lo hagan en catalán.
Les
importa bien poco que muchos de esos adultos, procedentes de la emigración,
tengan 70 u 80 años y anden con dificultades para hablar en su propio idioma,
el castellano. Eso no cuenta, la política es: Si quieres leer que sea en
catalán o te quedas como estás, casi analfabeto. Ni que decir tiene que
bastantes de ellos se quedan como están (conozco a más de uno) o se buscan otro
método casero. ¿Cómo se llama eso? Nazismo, en el grado que se quiera pero
nazismo.
Artículo
revisado, insertado inicialmente el 26 de agosto de 2004 en Batiburrillo de RedLiberal
PD: Desconozco como está el museo en la actualidad,
pero no me extrañaría nada, porque el social-nacionalismo es ante todo
recalcitrante, que no se hubiera cambiado ni una coma. En cuyo caso este artículo
mantiene todo su vigor y habrá valido la pena insertarlo.
Seguramente el museo se habrá ampliado con más "fondos" de forma que no quepa ninguna duda que el primer homínido era catalán. Y que eso de los fósiles en África es un cuento de los envidisos españoles.
ResponderEliminarPacococo
Si se ha ampliado, desde luego que habrá sido a favor de la "Causa".
Eliminar