Cuando no hacía mucho que había accedido al poder, Zapatero
decidió efectuar una visita a Marruecos y entregarle el Sahara al tirano
Mohamed VI. Eso fue el 24 de abril de 2004. La cadena SER nos contaba la visita
como el comienzo de una nueva era entre ambos países. A partir de ahí
cualquiera podría deducir, de creer a la mentirosa SER, que entre España y
Marruecos todo serían flores y violines. El hombre del talante lo había
conseguido. Triunfaba el diálogo, que es como ahora la izquierda sarmentosa
llama a la cobardía y la cesión.
Unos pocos días más tarde, el 26 de abril, tanto Argelia como el
Polisario se mostraban indignados con Zapatero y efectuaban declaraciones en el
sentido de que el presidente español estaba siendo manipulado por el “lobby
marroquí” que encabeza Felipe González, también conocido como Mister X. Podría decirse
que en esos días los argelinos echaban las muelas por el asunto del Sahara y
estaban decididos a esperar su momento. Que ya se sabe que el árabe acostumbra
a sentarse a la puerta de su casa para ver pasar el cadáver de su enemigo. Y
Zapatero, después del regalo al Sultán marroquí, se había convertido en enemigo de los
argelinos y polisarios.
Ante el deterioro acelerado de las relaciones con Argelia, nuestro
principal proveedor de gas por no decir único, Zapatero no tuvo más remedio que
darse una vuelta por ese país magrebí (14-7-2004) y tratar de convencer a su
presidente, Buteflika, de que el asunto del Sahara aún tenía solución siempre que
las partes llegasen a un acuerdo. Para Zapatero, las partes eran el pueblo
saharaui, Marruecos, España, Francia (increíble) y, si lo deseaba, Argelia. El
presidente socialista (he estado a punto de llamarlo español, pero sé que no
debo, no se lo merece), le soltó a los argelinos la idiotez de que “no le
constaba que los saharauis estuviesen molestos con él”. Esa fue, sin duda, la
primera estupidez de Zapatero en Argelia.
La segunda fue decirle solemnemente a Buteflika que “no hay que
estar sometidos a lo dispuesto en el Plan Baker”. Un plan, como se sabe, que
propugna la única solución aceptable para los argelinos y saharauis: El
referéndum. La visita de Zapatero a Argelia, y el énfasis atolondrado que allí
usó para desengañar a su anfitrión, por supuesto que no evitaron en modo alguno
que Buteflika dejase de considerarle enemigo, así que el argelino volvió a
sentarse y a esperar en la puerta de su casa. Tal fue la necedad de un
Presidente de lo más negado, que visitó un país vecino para decirles justo lo
que no querían oír. Como apuntó Montaigne: “Nadie está libre de decir
estupideces. Lo grave es decirlas con énfasis”, frase que parece elaborada a la
medida de ZP, un tipo muy acostumbrado a decir necedades en un tono de
solemnidad que raya lo ofensivo.
En vista del rotundo fracaso del Presidente socialista en Argelia,
algo que era de esperar puesto que ZP carece de talante, de diálogo y de mano
izquierda (además de faltarle picardía y recursos intelectuales), los de La
Caixa presionaron fuertemente a Maragall para que intentase evitar que la
política atolondrada de Zapatero les hundiese una de sus empresas de bandera:
Gas Natural, sociedad que depende casi en exclusiva de los recursos argelinos.
Y hacia Argelia que se fue Maragall el 5 de septiembre, apenas mes y medio
después de que Zapatero volviese de allí. Y mira por donde, el President socialista (he
estado a punto de llamarlo catalán, pero sé que no debo, no se lo merece)
fracasó con la misma rotundidad que su colega ideológico. Es más, ni siquiera
llegó a ser recibido por Buteflika. Eso sí, la prensa argelina se dedicó
durante esos días a recordarnos el referéndum del Sahara y otras pamplinas de
Maragall.
Han transcurrido algo más de tres meses desde las visitas de Zapatero
y Maragall a Argelia y hoy La Razón nos ofrece una noticia con el siguiente
título: “Enagás advierte de apagones el lunes por problemas de suministro de
gas”. Se supone que hay avería en una estación de compresión situada en
Argelia, lo que determina que el caudal de gas pase de 1.5 a 1.1 millones de
metros cúbicos. Quizá la realidad es que Buteflika se ha removido incómodo
desde la puerta de su casa y ha pedido, como era de esperar, que se cierre un
par de vueltas la llave del gas.
Nuestra industria puede verse gravemente perjudicada en los
próximos meses por las decisiones y los fracasos de dos tipos necios e
incompetentes que nunca han sabido defender los intereses de España ni les ha
importado un pepino. El uno por haberse sometido apocadamente a los dictados de
Francia (a quien nada menos que declara una de las partes en el conflicto
sahariano), cuyo presidente fue quien le ordenó a ZP que entregase el Sahara a
Marruecos. El otro por tratar de favorecer en exceso a la Caixa y pedirle a
Zapatero que no secunde la idea del anterior Gobierno, referida a la
construcción de un segundo gasoducto que llegue a España sin atravesar
Marruecos. El segundo gasoducto, proyecto que avalaba el Gobierno del PP y hoy
es promovido
por Cepsa, Iberdrola y Endesa, le pone los pelos de punta al
presidente de Gas Natural, sociedad que controla el único gasoducto existente y
más de una voluntad política.
Artículo
revisado, insertado inicialmente el 11 de diciembre de 2004 en Batiburrillo deRed Liberal
PD: Insertar
este tipo de artículos elaborados en 2004 tiene un valor testimonial a efectos
de comprobar cómo resolvía el socialismo de esa época un conflicto a tres
bandas (España-Marruecos-Argelia) pero que afectaba sobre todo a una población,
el Polisario, que lleva décadas malviviendo en lo más árido del desierto argelino. El
socialismo de Zapatero fracasó por completo, como creo que fracasaría hoy, sobre todo ante Marruecos, ese
político que se muestra dispuesto a eliminar el Ministerio de Defensa. ¡Que Dios nos coja
confesados si Sánchez llega a La Moncloa!
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